Acción participativa para visibilizar a las mujeres en la vida barrial[1]

MIRIAM ZÚÑIGA BENÍTEZ miriam.zuñiga@alumno.buap.mx

 

Benemérita Universidad Autónoma de Puebla

 

 

 

NORMA LETICIA RAMÍREZ ROSETE normaleticia.ramirez@correo.buap.mx

 

Benemérita Universidad Autónoma de Puebla

                                         

 

 

Resumen: Este artículo expone los hallazgos derivados de la implementación de la Investigación Acción Participativa (IAP) y resalta la situación actual de las mujeres en torno a aspectos positivos y negativos de la vida barrial, dentro del ámbito sociocultural en Analco, Puebla. Se enfatiza la importancia de las mujeres en el desarrollo sostenible mediante la aplicación de conocimientos tradicionales y contemporáneos en sus dimensiones sociales, económicas, culturales y políticas, que fortalecen las relaciones en espacios comunitarios. Para ello se realizaron recorridos exploratorios, identificación de actores sociales, entrevistas estructuradas y no estructuradas, mapeos y una reflexión final de los hallazgos relacionados con la participación de las mujeres en la vida barrial y su derecho a la ciudad. A partir de los resultados, encontramos la importancia de implementar estrategias de Gestión Cultural Comunitaria (GCC) que promuevan la participación de mujeres y la vinculación social en una construcción subjetiva del barrio.

 

Palabras clave: Mujer; vida activa; espacio urbano; gestión cultural; diversidad cultural.

 


Participatory action to make women visible in neighborhood life

 

Abstract: The article presents the findings derived from the implementation of a Participatory Action Research (PAR) methodology, highlighting the current situation of women around positive and negative aspects of neighborhood life, within the sociocultural environment in Analco, Puebla. The importance of women in sustainable development is emphasized through the application of traditional and contemporary knowledge in its social, economic, cultural and political dimensions, which strengthen relationships in community spaces. To achieve this, exploratory tours, identification of social actors, structured and unstructured interviews, mapping and a final reflection of the findings related to women´s participation in neighborhood life and their right to the city were carried out. Based on the results, we find the importance of implementing Community Cultural Management (GCC) strategies that promote women's participation and social bonding in a subjective construction of the neighborhood.

 

Keywords: Women; Working Life; Urban spaces; Cultural management; Cultural diversity.

traducción: Miriam Zúñiga Benítez / Benemérita Universidad Autónoma de Puebla


Cómo citar

Zúñiga, M. y Ramírez, N. (2024). Acción participativa para visibilizar a las mujeres en la vida barrial. Culturales, 12, e849. https://doi.org/10.22234/recu.20241201.e849

Recibido 31 de mayo 2024 / Aprobado 22 de octubre 2024 / Publicación 05 diciembre 2024

 

Missionaries in the Araucanía region


La declaración del Centro Histórico de Puebla como Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1987 por parte de la UNESCO marcó el surgimiento de una nueva dirección económica centrada en el turismo. Desde este enfoque, las políticas y acciones no han logrado satisfacer las necesidades del sector social popular, particularmente de los que habitan los barrios del centro histórico, quienes enfrentan la exclusión social.

Un caso analizado ha sido el barrio de Analco, que desde su creación ha experimentado una fragmentación histórica tanto física como social. No obstante, el barrio todavía acoge valioso patrimonio tanto material como inmaterial, que a pesar de las políticas de turismo que lo promueven, también generan impacto en el territorio y repercusión en lo social, lo cual produce desigualdad y segregación socioespacial, además de los procesos de desplazamiento o gentrificación. Uno de estos problemas ha sido el cambio en las prácticas culturales y comunitarias de los residentes, debido a la introducción de nuevos usos del suelo, la migración de familias originarias y la llegada de nuevos residentes como son los servidores públicos y de personas externas que generan desconfianza y debilitan el tejido social.

Desde los años noventa, a través del fortalecimiento de los programas de recuperación del Centro Histórico de Puebla, los gobiernos han ignorado todo aquello que construye la vida barrial[2], de la cual mujeres y hombres son esenciales para su existencia. Sin embargo, desde un enfoque de género es importante señalar la manera en que el territorio experimenta cambios desde la mirada de las mujeres. Dado que, a pesar de los progresos en los estudios y la puesta en marcha de políticas para la equidad de género a escala global y en nuestra nación, todavía prevalece una marginación de las mujeres en la complejidad de su experiencia en la ciudad, al ser desplazadas a la esfera privada, desestimándose su contribución y capacidades para enfrontar los desafíos que viven cotidianamente. Esto provoca, por una parte, la ausencia de participación en las decisiones públicas y por otra, la falta de valoración en la vida cultural del barrio de Analco como elementos relevantes en el derecho cultural y a la ciudad.

Para las mujeres, el acceso y uso de los espacios públicos se ve restringido debido a condiciones físicas, violencia urbana y una ausente vinculación con estos espacios. Adicionalmente, el rezago social y la pobreza condicionan su permanencia en el barrio. No obstante, los espacios comunitarios (públicos, semipúblicos y privados) han jugado un papel crucial en la vida diaria de las mujeres, donde construyen experiencias que son un componente de la vida barrial.

La ausencia de concienciación e inclusión social por parte de los grupos sociales que inciden en el barrio, con influencias de índole patriarcales, obstaculizan la presencia de las mujeres en espacios destinados a la expresión, la convivencia, el ocio, el aprendizaje o el compartir saberes. En Analco, una gran parte de los hogares están liderados por mujeres, quienes se encargan del cuidado de los hijos o parientes, circunstancia que las sitúa en los espacios privados, impactando su implicación en la vida pública y comunitaria. Como ya se ha mencionado, a pesar de que los gobiernos locales han adoptado políticas públicas con perspectiva de género, lo cierto es que se requieren espacios destinados a robustecer la identidad de las mujeres y fomentar su involucramiento en acciones conjuntas para su bienestar, desde las especificidades hasta las diversidades.

Por lo tanto, el objetivo principal del artículo es exponer la aproximación a la experiencia de las mujeres a través de la metodología de la Investigación Acción Participativa (IAP), aportando al conocimiento en torno a sus formas de apropiación y a la reflexión crítica sobre las dinámicas sociales que se forman, otorgando voz a aquellas a las que han permanecido al margen de las políticas urbanas y de las acciones de renovación de los barrios (Flores y Monterrubio, 2016). Desde esta aproximación con las mujeres, se establece contacto con la Gestión Cultural Comunitaria (GCC) como un proceso que implementó acciones orientadas a la mejora de su entorno y a la sensibilización del patrimonio vivo del barrio del que forman parte.

El primer apartado se basa en una reflexión teórica que trata conceptos como la visibilidad de las mujeres y la Gestión Cultural Comunitaria. El segundo apartado expone los resultados de la IAP que se enfoca en un análisis socio urbano basado en la situación presente de las mujeres del barrio de Analco a través de testimonios, los cuales son “el puente que conecta y da paso a la oralidad del significado de las experiencias de vida, el protagonismo de las mujeres, y permite vislumbrar los rasgos de la identidad femenina” (Massolo, 1991, p. 106), la identificación y vinculación con actores sociales, la exploración de casos similares donde se resalta la relevancia de las mujeres en el desarrollo sostenible de sus comunidades a través de la utilización de saberes tradicionales y contemporáneos en aspectos económicos, culturales y medioambientales. De igual manera, se muestran resultados de la implementación de estrategias de GCC para promover la participación de las mujeres y la vinculación social para la identificación de necesidades. Por último, se exponen las reflexiones finales de los hallazgos del proceso metodológico, así como de los límites, tensiones y retos asociados a la puesta en marcha de las acciones estratégicas que establecieron la iniciativa Mujeres Construyendo Barrio (MCB).

 

Metodología

La IAP es un trabajo fundamentado en la epistemología de los Sistemas Complejos.[3] La IAP es un enfoque distintivo de la Psicología Comunitaria que se estudia mientras se actúa en y desde la comunidad. Los individuos o colectivos impactados por el problema reconocen sus requerimientos, organizan y llevan a cabo acciones para superarlo, participando de esta manera en un proceso de empoderamiento o emancipación en el que como investigadora externa mi papel es el de promover y ser catalizador de un cambio a través de la acción que intervenga en y desde una comunidad (Garrido, Luque y García, 2013). En este sentido, mi función evoluciona de la observación a la acción como gestora en el quehacer cultural y de vinculación con otros actores sociales. Cabe mencionar que el método no es lineal y que los resultados son parte de un ir y venir entre el diálogo de la teoría con la práctica.

En este estudio nos centramos en el aporte de la IAP en la investigación como un primer acercamiento a los sujetos sociales con un enfoque de género, el cual fue tratado teórica y estadísticamente. En este sentido, la IAP que se elaboró, surgió desde una reflexión teórica vinculando la vulnerabilidad femenina con la relevancia de destacar a las mujeres por su papel en la construcción de la vida barrial, y del cual se incorpora el concepto de derecho a la ciudad.

Posteriormente, se realizó un análisis sociourbano utilizando información estadística del Censo de Población y Vivienda de 2020 del INEGI, así como del Diagnóstico Urbano del Centro Histórico del Municipio de Puebla obtenido en el Programa Parcial de Desarrollo Urbano del Centro Histórico de 2021 del Instituto Municipal de Planeación (IMPLAN, 2021). Este análisis geoestadístico se complementó con información cualitativa del trabajo de campo, mediante la observación, además, de diálogos con mujeres del barrio de Analco y de otras colonias, a través de aproximaciones sucesivas.

En este desarrollo de la metodología se fueron reconociendo actores sociales con el objetivo de construir la problemática en torno a las experiencias de las mujeres en el entorno urbano por medio de diálogos informales. En este sentido se trabajó con mujeres de 35 a 80 años, en un proceso que comenzó de manera abierta y espontáneo con estrategias para el acercamiento con los talleres artístico-culturales desarrollados a partir de propuestas que fueron surgiendo en el proceso de la GCC.

En este rango de edad, las mujeres involucradas han observado los cambios en el territorio y además cuentan con experiencias de vida que les proporcionan saberes y conocimientos que permiten construir relaciones vecinales o también de tensión con otros actores sociales. Por ello, basándose en los datos producidos entre noviembre de 2022 y noviembre de 2023, se elaboraron mapas relacionados con la percepción del entorno y de las prácticas culturales, enfocados en los conocimientos y saberes que las mujeres participantes poseen.

De manera simultánea, se examinaron casos similares relacionados con el reconocimiento de las mujeres, donde detectamos proyectos en los que se les reconoce por su rol en la conservación y enseñanza de los conocimientos y saberes que tienen, características importantes en el desarrollo sostenible y urbano. Finalmente, este proceso orientó a una reflexión como primera fase de la investigación-acción, sin embargo, el recorrido ha sido una permanente reflexión que permitió ir definiendo estrategias de intervención mediante una Gestión Cultural Comunitaria de la cual se desprenden la limitaciones y tensiones en torno a este proceso de manera general. En la figura 1 se ilustra el proceso del método empleado.

 

Figura 1. La metodología de la IAP.

Fuente: Elaboración propia, 2024.

 

Reflexión teórica

El reconocimiento de las mujeres en la vida barrial

En la segunda ola feminista de finales de los años sesenta y principio de los setenta el estudio de las mujeres se expandió en varios campos del conocimiento, bajo el común denominador de interrogantes y contribuciones científicas no androcentristas (Massolo,1991). Estos estudios han contribuido a la comprensión de los aspectos que generan las desigualdades en la vivienda, el vecindario y la ciudad (Falú, 2014). Revelando la exclusión de las mujeres en la toma de decisiones y en la construcción de las ciudades, mediante una violencia simbólica en el desarrollo urbano, con la falta de participación y acceso a servicios que vulnera sus derechos fundamentales en áreas como el educativo, laboral[4] y la cultura (Falú, 2014 en Valdivia, 2020).

Con más de medio siglo de lucha por la igualdad, entidades internacionales han promovido el reconocimiento del derecho a la ciudad de las mujeres y niñas, y han hecho políticas para incorporar estas necesidades generales en las agendas públicas como la Agenda 2030 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) (Vega, 2024).

La cotidianidad de las mujeres, su relación con el espacio urbano y la experiencia que se produce, representa un campo del conocimiento que debe ser visibilizado desde el análisis crítico de las dinámicas sociales (Flores y Monterrubio, 2016). Para lo cual, es fundamental visibilizar mediante espacios diseñados por y para las mujeres, como un medio para el empoderamiento, que les permita mantener su identidad personal y colectiva a través de un proceso de develación, enfoque y acción (Plasencia, s/f).

Pese a que se ha ido integrando la perspectiva de género en los planes y programas de los diferentes niveles gubernamentales, se mantiene una homogeneización de las mujeres; además existen conductas sociales conscientes e inconscientes en las diferentes esferas territoriales que llevan a ignorar o negar la realidad de las mujeres, causando desigualdad derivada de la ausencia o falta de aplicación de políticas públicas enfocadas en atender sus necesidades.

En este sentido el derecho a la ciudad, mediante procesos participativos, ayuda a dar voz respecto a posibilitar la atención a las necesidades generales y específicas, acceso a recursos culturales, económicos y de educación, de cuidado y atención a la salud; así como aspectos que contribuyan a la socialización y el uso de tiempo libre para el ocio; además de contar con las condiciones óptimas para la movilidad (Valdivia, 2020). La figura 2 muestra la visibilización como un medio hacia el reconocimiento de las mujeres en el habitar de la ciudad.

 

Figura 2. La visibilización como medio de reconocimiento de la mujer en la sociedad y el derecho a la ciudad.

Diagrama

Descripción generada automáticamente

Fuente: Elaboración propia, 2024.

 

Las mujeres y la vida barrial en los centros históricos

El barrio es el territorio próximo a la vida pública de las mujeres, que en el caso de Analco, además de representar el valor histórico y patrimonial de los centros históricos como Puebla, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1987, también es un territorio en conflicto desde su origen, donde las políticas de intervención de los gobiernos y la especulación inmobiliaria, lo han convertido en sector vulnerable, deteriorado y abandonado; zona ignorada o desconocida (Hernández y De la Torre, 2021).

Ante la acelerada privatización y el cambio de uso de suelo que han favorecido el enfoque de desarrollo económico basado en la prestación de servicios hacia el sector turístico como parte de la gentrificación.[5] En consecuencia, ha incrementado el deterioro y abandono de las viviendas y espacios públicos, además de la desaparición de la tradición, afectando la habitabilidad y el derecho a una vida comunitaria de las mujeres (ver figura 3). Es decir, se da una fragmentación y desestructura de las redes sociales locales, a causa de los cambios socioculturales y la pérdida de actividades individuales y colectivas tradicionales que constituyen parte de la vida cotidiana en los barrios originarios, fundamentales para la identidad y la vida de la ciudad (Blanc, Lessard y Negrón, 2005, en Guevara, 2019).

 

Figura 3. La exclusión de las mujeres en los centros históricos.

Fuente: Elaboración propia.

 

La Gestión Cultural Comunitaria para la dignificación de los saberes artístico y culturales en los barrios

La GCC se fundamenta en la aplicación de una serie de herramientas y estrategias empleando el arte, el patrimonio cultural, la creatividad y la educación en la construcción y beneficio de la comunidad. Según Guerra (2020), este tipo de gestión al surgir de la comunidad se vuelve en el proceso de desarrollo, lo que lo empodera para impulsar sus propias iniciativas. Se basa en la horizontalidad, el intercambio y la solidaridad tanto dentro de la comunidad como con otras, como señalan Fauré y Valdés (2020).

Por lo tanto, la participación de la comunidad es fundamental en la gestión cultural comunitaria, ya que permite identificar necesidades y propuestas durante el proceso. Esto se logra mediante la capacidad de establecer relaciones cercanas y comunicativas con los actores sociales, lo que genera recursos para la creación, planificación y realización de diversos productos culturales, como destaca Fernández (2014).

 

Resultados

El barrio de Analco tiene una superficie de 0.2735 km2, área que representan el 3.9% del Centro Histórico de la Ciudad Puebla. Está limitado al norte con la avenida Juan de Palafox y Mendoza, al sur por la 11 oriente, al oriente por la 16 sur y por el poniente el Bulevar H. del 5 de Mayo. Colinda al norte con el barrio de la Luz; al poniente con el centro histórico y al oriente con los Remedios y la colonia Motolinía (ver figura 4).

 

Figura 4. Mapa de delimitación espacial del barrio de Analco.

Fuente: Elaboración propia, con base en la cartografía geoestadística de las localidades urbanas y amanzanadas de 2020 de INEGI y del Programa Parcial de Desarrollo Sostenible, 2015.

 

Estos fueron los datos que se consideraron para evaluar la vulnerabilidad de las mujeres: edades de grupos vulnerables como son las niñas y adultas mayores, el nivel de pobreza, grados de marginación urbana y jefas del hogar. De acuerdo con datos del Censo de Población y Vivienda, INEGI 2020, de los 1,478 habitantes del barrio, el 52.23% son mujeres y el 47.63% son hombres. Del total de mujeres el 14.11% son niñas (0-17 años), 64.89% son adultas (18-59 años) y 20.98% son adultas mayores (59 años y más). La población femenina cuenta con un alto nivel de pobreza, oscilando entre el 34% y el 50%, con un nivel medio de marginación urbana. El 46% de los hogares, tiene a una mujer como jefa de familia.

Estos grupos se consideran en desventaja, por un lado, las niñas dependen económicamente y del cuidado de algún adulto para el desarrollo de sus actividades cotidianas, y, por el otro, las adultas mayores llegan a depender económicamente y de los cuidados de algún familiar por discapacidad o enfermedad, al mismo tiempo que desarrollan tareas de cuidados y atención a los hijos y nietos, realizando diversas actividades domésticas como son limpieza, preparación de alimentos y realización de compras, trabajos no remunerados y desvalorizados en el hogar y en la sociedad. Esto muestra cómo las mujeres enfrentan barreras que las mantienen en el espacio privado, aislándolas la mayor parte de su tiempo, algo que fue visible en 2021 durante la pandemia por COVID-19, todo esto relacionado con la sobrecarga de trabajo no remunerado y de cuidado, lo que limitó la recreación y socialización, aspectos importantes en el bienestar físico y mental de cualquier individuo.

En cuanto al ámbito económico y laboral, el barrio de Analco ha presentado un cambio de vocación. Hace algunas décadas, sobresalían los oficios de panadería, herrería, curtiduría, alfarería, por mencionar algunos, pasando a ser ahora una vocación de prestación de servicios, como lo son el educativo y comercio al por menor. En este último, destaca la presencia de las mujeres, especialmente en establecimientos para la venta de alimentos, la administración y atención a clientes. Estos negocios se instalan en espacios públicos (jardines, banquetas de calle o camellones) y semipúblicos (locales comerciales y entradas de vecindades), y también se da en espacios virtuales como son las plataformas de redes sociales de Facebook y grupos de WhatsApp. Estas formas de autoempleo demuestran las formas de adaptación para en desarrollo personal en especial de las mujeres que no cuentan con un nivel alto de estudios, madres solteras y viudas (ver figura 5).

 

Figura 5. El autoempleo como medio económico de las mujeres en Analco.

Fuente: Propia, 2022.

 

Con lo que respecta al ámbito educativo, de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda (INEGI, 2020), el grado promedio de escolaridad femenina es de 12.67, que la ubica en un nivel medio equivalente a bachillerato o preparatoria. En un panorama general, existen factores que dificultan su incorporación a niveles superiores como son la falta de recursos económicos que les obliga a tomar trabajos temporales y mal retribuidos, así como a establecerse en el trabajo informal. Del mismo modo, el embarazo y el cuidado de una familia formada en pareja o de manera independiente, representa un reto que les obliga a desertar de las escuelas y también de los trabajos. En ese marco, la demanda de tiempo para el cuidado sigue siendo una constante en las desigualdades de responsabilidad en los entornos familiares. Según lo indicado por ONU Mujeres, existe una demanda de tiempo que enfrentan las mujeres con hijos pequeños, equiparable a jornadas laborales de tiempo completo en trabajos no remunerados (ONU Mujeres, 2020).

 

La aportación de las mujeres a la vida barrial en Analco

A partir de los datos previos, fue imprescindible investigar en las prácticas, saberes y conocimientos de las mujeres, que constituyen una parte esencial del sustento personal y familiar. El reconocimiento de las prácticas producidas por mujeres es inferior a la que han logrado adquirir oficios tradicionales realizados por hombres. Al ignorar las actividades de las mujeres, se realizó una exploración de las prácticas culturales que contribuyen a la vida barrial, con la interrogante ¿en dónde están las mujeres? Mediante encuentros con diversas mujeres, se fueron reconociendo oficios que son muy significativos a nivel personal en términos de beneficio económico y las experiencias de vida que generan un sentimiento de orgullo y auto reconocimiento.

Dentro de los hallazgos, mujeres como Carmen, muestran el deseo de ser reconocidas por sus habilidades, logros y aportes sociales más allá de su trabajo como cuidadora del hogar. Según Carmen, quien trabaja como estilista peinadora y también brinda sus servicios a la parroquia de Analco, expresa su satisfacción por llevar a cabo estas actividades. Donde admite que además de ella, otras mujeres poseen atributos y saberes valiosos:

Cada mujer tiene su historia, de conocimiento, buena o mala, siempre platicamos de cómo nos fue en la vida diaria con la pareja o con los hijos, o con las enfermedades, esa es nuestra plática de nosotras […] Quizá exista algo más que sufrir, tenemos algo que nos mueve como nuestros anhelos e ilusiones por ejemplo cortar el pelo […] Yo me siento no solo ama de casa, detrás de nosotras hay muchas cualidades, buenas o malas experiencias que vivimos, pero somos personas creativas, que en su tiempo fuimos quizá grandes modistas, por ejemplo, siempre creemos que pura casa y pues no […] Las mujeres debemos valorarnos por todo lo que realizamos más allá de ser amas de casa, de dedicarnos al cuidado del hogar y de otras personas, tenemos sueños y aspiraciones que por circunstancias diversas se ven pausadas (Carmen, 66 años).

 

La experiencia de las mujeres en la vida barrial es diversa, no obstante, las mujeres comparten la necesidad de reconocer sus capacidades más allá de ser apreciadas por su trabajo en el sustento del hogar. Es crucial retomar lo expuesto anteriormente en las estrategias de GCC como otra etapa de la investigación que se llevó a cabo de noviembre de 2022 a noviembre de 2023. Se identificaron estilistas, curtidoras de piel, enfermeras y portadoras de habilidades gastronómicas en la elaboración de comida típica de la región y de repostería. También se reconoció a una modista, estilista de peinados, tejedoras y una instructora de yoga (ver figura 6).

 

Figura 6. Mapa de saberes y conocimientos femeninos.

Fuente: Elaboración propia con base en el trabajo de campo, durante noviembre de 2022 a noviembre de 2023.

 

El espacio comunitario como elemento para la construcción de la vida barrial

En esta sección se describen las circunstancias que posibilitan a las mujeres formar parte de la construcción de la vida barrial, aludiendo a la creación de prácticas (donde se incluyen los saberes y conocimientos) y relaciones sociales, que están llenas de significados y formas de socialización, pero también los elementos que las marginan. Al hablar de los espacios comunitarios, nos referimos a lugares de encuentro y convivencia que generan relaciones y vínculos entre personas de diferentes características (Castellano y Pérez, 2003). Los espacios públicos, semipúblicos y privados se transforman en espacios comunitarios, donde las mujeres se relacionan socialmente (ver figura 7).

 

Figura 7. Los espacios comunitarios en la vida cotidiana de las mujeres.

Fuente: Propia, 2024.

 

De acuerdo con los recorridos de campo y de las conversaciones con mujeres, así como de una encuesta digital para mujeres[6] se identificaron factores relacionados con la percepción en torno a los espacios públicos por parte de la población femenina, encontrando que existen distintas maneras de concebir el espacio, desde lo positivo a lo negativo, teniendo una fuerte relación con las características físicas de cada espacio, aunque también por la designación del uso que le han otorgado los grupos organizados y de gobierno.

En efecto, los espacios públicos como los Jardines 1 y 2 de Analco, situados junto al bulevar 5 de Mayo y al centro histórico de la ciudad, acogen a los turistas que suelen visitar el tianguis de artesanías y el corredor gastronómico los fines de semana. Los dos parques gozan de las óptimas condiciones que fomentan su utilización y sensación de seguridad. Por otro lado, otros lugares, como el parque Jerusalem dentro del barrio, ubicado entre las calles 9 oriente y la 12 sur, ha sufrido un declive debido a la falta de mantenimiento de áreas verdes y de equipamiento urbano. Estos factores han hecho que sean vistos como inseguros, por lo que grupos académicos formados por docentes y estudiantes de la Facultad de Arquitectura han intentado influir al fomentar el valor patrimonial arquitectónico de este y otros espacios públicos de Analco.

El descuido de los vecinos y de las autoridades pertinentes en relación con los espacios públicos ha provocado el mal uso de grupos o individuos externos que han cometido delitos o empleado sustancias nocivas para la salud. Lo mencionado anteriormente forma parte de la percepción de inseguridad de residentes y visitantes, lo que merma los procesos de apropiación, apreciación y conocimiento del espacio (ver figura 8).

 

Figura 8. Condiciones físicas asociadas a la percepción de inseguridad en el parque Jerusalem.

Fuente: Propia, 2024.

 

A través de recorridos de campo y conversaciones con la población femenina durante noviembre de 2022 a noviembre de 2023, se realizó un mapa de la percepción de inseguridad por parte de mujeres que habitan directa o indirectamente el barrio. En la figura 9 se muestran los principales puntos donde existe mayor incidencia de factores de riesgo como son el robo a transeúntes, venta de drogas, falta de iluminación, espacios abandonados, violencia sexual y secuestro exprés.

Figura 9. Mapa de percepción de inseguridad de la población femenina.

Fuente: Elaboración propia con base en el trabajo de campo durante noviembre de 2022 a noviembre de 2023.

 

De acuerdo con las conversaciones realizadas con la población femenina, los espacios comunitarios tuvieron un impacto significativo en la etapa de la infancia. Ellas recuerdan con nostalgia la vida social con amigos y vecinos, pero que han dejado de estar presentes por los cambios en los usos de suelo, la influencia de las tecnologías como dispositivos móviles en las nuevas generaciones y la llegada de nuevos habitantes, quienes causan desconfianza. Por su parte, la policía ha restringido el uso de la calle para el juego, los grupos delictivos dedicados a la venta de drogas conocidos como “la mafia), han infundido temor y violencia en la población. Sin embargo, existe un anhelo por recuperar los espacios, los cuales han sido parte de su historia de vida:

Para mí es muy bonito recordar mi niñez, muy libre, nunca nos pasó nada, a pesar de que eran las 12 de la noche […] Hacíamos unas pelotas de madeja. Se jugaba beis, trompo y ahora ya no se ve nada de eso. Ya los niños están nomás con el celular… en mi infancia, jugaban las muchachas en la calle […] Desde hace unos años, los policías bajan a llevarse a todos los que estaban jugando, eso cambió todas las costumbres (Judith, 62 años).

 

También se encontró que la calle 7 oriente es un punto de reunión e identidad cultural, donde se realizan actividades culturales y religiosas, como el carnaval de huehues y el viacrucis de Semana Santa. Así también la parroquia Santo Ángel Custodio[7], espacio semipúblico en el que se congrega la comunidad para realizar prácticas religiosas y culturales (ver figura 10).

 

Figura 10. La participación de las mujeres en las prácticas culturales del barrio.

Fuente: Propia, 2024.

 

La identidad del barrio se asocia a los patios de las viviendas, que reflejan la memoria, el arraigo, el reconocimiento y el sentido de pertenencia de las mujeres. Estos espacios no solo son lugares donde se conservan recuerdos, también se recrean nuevas experiencias y relaciones comunitarias entre la familia, los vecinos y los amigos. Así mismo, las mujeres desempeñan un papel crucial en la formación de esta identidad, ya que involucra aspectos subjetivos como sus creencias, pensamientos, conciencia, preferencias y juicios sobre la vida cotidiana (ver figura 11).

 

Figura 11. Los patios como identidad de las mujeres de Analco.

Fuente: Propia, 2024.

 

La organización comunitaria para atender las problemáticas del barrio

Mediante conversaciones con mujeres del barrio, encontramos diversos aspectos relacionados con la participación y organización de las mujeres. En el barrio de Analco no existe un comité vecinal que atienda las necesidades reales del barrio, esto tiene que ver con desconfianza entre vecinos y hacia las estancias gubernamentales e instituciones académicas. Hasta la fecha las mujeres se consideran población excluida de participar en los proyectos que ha implementado el gobierno y las instituciones académicas, ya que desconocen o no se identifican con los objetivos que plantean, los cuales sobreexplotan el patrimonio histórico del barrio para intereses particulares.

Por parte de las estancias gubernamentales se han hecho proyectos de intervención para la mejora de fachadas de las viviendas y lotes vacíos, han sido una constante por parte del gobierno actual y anteriores y de organizaciones civiles, pero se han desatendido aspectos sociales que preocupan a las mujeres y sus familias, como son la drogadicción, la prostitución y la inseguridad.

Así mismo, como ya se ha planteado anteriormente, la débil participación de las mujeres es un patrón que se replica en el barrio como en muchos otros, en parte por la percepción de inseguridad y a la falta de organización vecinal, pero también por la precariedad de tiempo, puesto que las mujeres adultas dedican gran parte de su tiempo en las tareas domésticas, destinando el tiempo libre a compartirlo con familiares o amistades. Sin embargo, el aislamiento en el espacio privado, relacionado con el temor, obstaculiza su integración a espacios para la recreación, originando que exista desconfianza entre vecinos.

Pese a estos aspectos, existen mujeres que buscan la manera de contribuir en situaciones que acontecen en su barrio, como Isabel, quien por más de 20 años ha apoyado en asuntos de los vecinos por cuestiones de salud y economía, gestionando recursos o fuentes de empleo. Sin embargo, el camino no ha sido fácil, ya que se ha enfrentado a barreras que muchas de las veces la han limitado en la mejora del barrio. Isabel considera que las autoridades gubernamentales no han sido flexibles en las solicitudes de apoyo y considera que son incongruentes entre los discursos y las acciones que emprenden, en el sentido de que solo es escuchada en temporada de campañas electorales, pues representa un elemento importante para los actores políticos por su capacidad de convocatoria. 

Si las personas pensaran en apoyar con lo poquito que se puede, estaríamos mejor… y por el otro lado, el gobierno no nos ayuda, se niega el recurso […] Han venido autoridades que desean postularse para presidentes municipales y he levantado la voz para pedir que vivan el barrio, que lo caminen de noche, que vean las necesidades que hay (Isabel, 65 años).

 

Esto evidencia la necesidad de que más que recursos se dé respuesta a otros problemas de índole organizacional: que se ofrezcan herramientas para que vecinos y autoridades exploren y den solución a las problemáticas cotidianas. Sin embargo, Ana Isabel se ha dado cuenta que el hecho de buscar y recibir recursos debilita la organización comunitaria.

Es el papel paternalista que adoptan muchas de las veces las organizaciones civiles y públicas, como se busca cubrir las necesidades básicas de la población otorgando incentivos en especie o monetario a través de acciones que ponen a concursar a la población aspectos que generan controversia o competencia entre vecinos. Este tipo de intervenciones son considerados por el gobierno y las instituciones académicas un medio de vinculación con la población, sin embargo, como lo expresa Isabel, estas acciones debilitan la participación de los vecinos porque se acostumbran a recibir apoyos, con la ideología de que corresponde la máxima responsabilidad al gobierno mejorar las condiciones de vida.

Esta situación se relaciona con el hecho de que las instituciones públicas como la Gerencia del Centro Histórico de Puebla y Patrimonio Cultural, en vinculación con otras instituciones, aún manifiestan un distanciamiento con la población de los barrios. Durante la investigación se observó que las acciones emprendidas se limitan a la enseñanza y promoción de actividades educativas del patrimonio arquitectónico con el fin de crear conciencia del cuidado de este espacio, que no benefician a la población local.

Así mismo, en el Plan de Manejo de Centro Histórico hacen falta estrategias que promuevan la participación desde una perspectiva de género, donde se considere a las mujeres como población potencial en el interior de los barrios, generando una riqueza cultural con base en las identidades, las cuales concentran rasgos característicos, que deben ser considerados en procesos participativos para la creación de políticas públicas. La participación es vital para entablar comunicación y corresponsabilidad entre los distintos actores sociales, para accionar frente a las problemáticas existentes.

Actualmente, existe un Comité Vecinal de Barrios Originarios que promueve el valor histórico de los barrios de Xanenetla, Analco, la Luz y el Alto mediante intervenciones en el espacio público y eventos culturales que los vinculan a diversos grupos empresariales y académicos. Las acciones que se desarrollan finalmente tienden a mejorar el aspecto físico de las fachadas de los inmuebles y a promover actividades culturales dirigidas a la concentración de masas y de promover la turistificación del barrio. Aunque en sus estrategias se plantea contribuir a revalorizar el patrimonio histórico, impulsando actividades culturales, hace falta promover la inclusión y participación de las mujeres, encaminadas a emprender acciones desde la revalorización de los saberes y conocimientos, como principales herramientas con las cuales se contribuya a fortalecer el tejido comunitario que se ha estado perdiendo por los factores que ya se han mencionado. 

 

Identificación y vinculación con actores sociales

La identificación y vinculación con los actores sociales implicados se dio a través de dos fases clave de la investigación: la primera fue mi involucramiento como observadora y colaboradora activa en el proyecto Casa Analco[8] en el barrio de Analco, donde a partir de 2018 se tuvieron los primeros acercamientos al territorio, y se estableció una vinculación con este proyecto para conocer los objetivos y las acciones implementadas, así como para identificar a los principales actores sociales que tienen algún rol sobresaliente, y que están incidiendo de manera positiva o negativa en el barrio. Este primer acercamiento con los actores sociales se efectuó a través de la organización de actividades culturales, visitas de campo y foros académicos.

En el ámbito académico, los actores sociales identificados fueron Casa Analco, además de la vinculación y trabajo conjunto con otras investigadoras. En la sociedad civil, se tuvo un acercamiento al Comité Vecinal de Barrios Originarios. De los habitantes del barrio se identificaron actores sociales como las señoras Isabel, Josefina, Rosa, Judith y el médico comunitario Diego. En el ámbito religioso se tuvo acercamiento con la parroquia del Santo Ángel Custodio al asistir a las festividades culturales y religiosas con el fin de reconocer la participación de las mujeres en estas prácticas. Por su parte en, el sector público, se identificó a la Gerencia del Centro Histórico de la Ciudad de Puebla, a pesar de no haber un acercamiento directo, se realizó un seguimiento de las acciones llevadas a cabo durante el periodo de investigación (2021-2024) (ver figura 12).

 

Figura 12. Actores sociales participantes en la investigación (Fase 1).

Fuente: Elaboración propia, 2024.

 

La segunda fase consistió en un proceso de GCC para implementar acciones estratégicas que se vinculan a las necesidades encontradas en el acercamiento con las mujeres del barrio. En esta fase mi rol paso a ser el de gestora cultural a través de la propuesta de iniciativa Mujeres Construyendo Barrio, lo que implicó la toma de decisiones proponiendo acciones conjuntas con otros actores sociales, para transformar una parte de la realidad basada en la problemática predefinida con el trabajo de campo previo.

El acercamiento se fue dando con base en las propuestas de las sujetas sociales del barrio, por medio de estas actividades se fueron creando vínculos con otros actores sociales que no precisamente pertenecen al barrio de Analco. Esto favoreció en el intercambio de experiencias, aprendizajes y nuevos conocimientos que fortalecieron el tejido social del barrio. La figura 13 ilustra los actores internos y externos que participaron en la segunda fase.


Figura 13. Actores sociales participantes en la investigación (Fase 2).

Fuente: Elaboración propia, 2024.

 

Casos análogos

Se realizó una revisión de casos exitosos, partiendo desde la escala nacional e internacional con el objetivo de mostrar la participación de las mujeres en su aportación de transmisión de saberes y conocimientos en diversos contextos territoriales. En la escala nacional se identificó el Centro de Artes Indígenas (CAI)[9], que es una institución educativa intercultural con enfoque artístico, de gran importancia en la región del Totonacapan en Veracruz, y su influencia se extiende a nivel nacional e internacional. En el CAI, las mujeres totonacas desempeñan un papel destacado en la transmisión de conocimientos y tradiciones. A lo largo del tiempo, han asumido roles más activos en la educación, la cultura, la sociedad y la política.

El CAI proporciona un espacio para que estas mujeres totonacas compartan sus conocimientos, sean reconocidas como portadoras de la cultura inmaterial, al representar el patrimonio vivo de su región. Esto quiere decir que se promueve un diálogo y reflexión sobre la inclusión y la igualdad de género, respetando y valorando las capacidades de cada persona.  Por ejemplo, las mujeres ocupan espacios importantes en el CAI, al participar en el consejo tradicional para la toma de decisiones; además, al ser maestras en la enseñanza de su arte y conocimientos ancestrales para las generaciones más jóvenes, les otorga un reconocimiento valioso como portadoras y transmisoras del patrimonio vivo, con lo cual contribuyen al desarrollo sostenible y a la conservación de su cultura totonaca. Pero también ha permitido que ellas se reconozcan a sí mismas más allá de los roles asignados en la esfera doméstica, proporcionándoles beneficios a nivel personal y comunitario (Figura 14).

 

Figura 14. La participación de las mujeres en la toma de decisiones del CAI.

Fuente: Centro de Artes Indígenas, 2023.

Por su parte, en la escala internacional identificamos tres casos de éxito, el primero de ellos es en Barichara, Colombia, donde las mujeres han logrado afianzar un beneficio personal y colectivo a través de espacios de enseñanza-aprendizaje en un proceso de desarrollo de la creatividad. Como el “Taller Fibra de Papel” de la Fundación San Lorenzo, en donde artistas como Juan Manuel de la Rosa incidieron en el fomento de la participación de mujeres jefas de familia, para la formación mediante la enseñanza de técnicas artesanales, como la elaboración de papel a partir de fibras naturales del fique y tintes naturales. Con ello, a través del tiempo se han consolidado grupos de artesanas que hoy son parte del patrimonio vivo de su comunidad, brindando herramientas para la innovación continua.

Mediante estas prácticas culturales la comunidad de mujeres en Barichara ha logrado obtener y mantener beneficios en el ámbito laboral, siendo un aspecto importante para las mujeres a cargo o en apoyo al sustento económico del hogar. Por medio de otros proyectos como Fundación Escuela Taller, Casa Común, Formas de Luz, los saberes relacionados a los oficios representan parte del patrimonio vivo que contribuye a preservar la riqueza local que contienen las mujeres. En este sentido, las mujeres son reconocidas por la experiencia, estableciendo contacto entre mujeres de la región, artistas nacionales e internacionales en un constante aprendizaje (ver figura 15).

 

Figura 15. Mujeres de la región santandereana en Colombia en el desarrollo de sus comunidades.

Un grupo de personas en una cocina

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Fuente: Propia, 2023.

 

El segundo caso exitoso es el proyecto Arte Corte, ubicado en el barrio Santo Ángel del Centro Histórico de La Habana, fue establecido en 1999[10] como un espacio para dignificar oficios como la peluquería y para rescatar la memoria e identidad de las personas. A través de la participación social, ha logrado alcanzar la sostenibilidad y el desarrollo comunitario, al centrarse en el patrimonio vivo representado por las personas, con la cultura como el principal motor de progreso. Ha llevado a cabo una labor continua de sensibilización entre residentes del barrio para conservar, restaurar y valorar su patrimonio cultural como parte integral de su entorno. Esto ha implicado la participación de diversos actores sociales, incluida la Oficina del Historiador a través de su Plan Maestro y emprendedores locales. Como resultado, se han obtenido beneficios sociales, económicos y culturales para la comunidad a través de iniciativas que promueven la participación social sin discriminación de género o edad. Asimismo, integra diversos aspectos territoriales y la diversidad de grupos sociales, incluyendo hombres, mujeres, niños, adultos mayores y personas con discapacidad.

Las iniciativas resultantes promueven la igualdad entre mujeres y hombres, lo que permite su participación en diversos roles Algunas mujeres, en la actualidad, lideran iniciativas que han establecido un vínculo significativo con la población, enfrentando desafíos constantes (Figura 16).

 

Figura 16. Mujeres en el oficio de la peluquería.

Fuente: Arte Corte, 2019.

 

Cabe mencionar que el proyecto ha tenido un impacto positivo en la formación de emprendimientos, al profesionalizar conocimientos relacionados con los oficios. Destaca el papel de las mujeres, a pesar de los obstáculos asociados a los patrones culturales, asumiendo un nuevo papel de integridad personal fortalecido por la convivencia y el aprendizaje en un proceso educativo y de innovación social. Bajo un enfoque de economía solidaria, maestras y maestros ofrecen sus servicios a la comunidad para la enseñanza de diversos saberes relacionados con las artes y oficios. Esto también ha aportado en el sentido de que las nuevas generaciones revaloricen las prácticas culturales relacionadas con los oficios, además de que son incluidos en cada uno de los procesos, donde se consideran los intereses de grupos vulnerables a través de las asambleas comunitarias.

El último caso exitoso es el Proyecto Habitar en Buenos Aires Argentina, que a través de iniciativas como Promotoras de Hábitat Saludable promueven procesos de participación y diálogo entre diversos actores sociales en el diagnóstico para la mejora de las condiciones de vida de los barrios, fomentando un desarrollo saludable de las actividades urbanas. Además, brinda espacios para que las mujeres den a conocer sus experiencias y necesidades a través de “voces de la vida cotidiana”, con el objetivo de ir construyendo con diversos actores sociales, soluciones a las problemáticas identificadas, en torno a la distribución del espacio, la economía, la calidad de los servicios básicos, la infraestructura y los costos de las comunicaciones. Esta iniciativa visibiliza a las mujeres, creando espacios para la manifestación, siendo partícipes en la construcción de su hábitat (Figura 17).

 

Figuras 17. Voces de la vida cotidiana iniciativa de Proyecto Habitar.

Fuente: http://www.proyectohabitar.org/

 

Como se muestra en la tabla 1, los proyectos citados anteriormente tienen objetivos que consisten en promover la participación y el desarrollo local de sus comunidades, con base en el contexto territorial, urbano o rural. En dichos proyectos existe una gestión basada en la vinculación con actores sociales diversos que permiten fortalecer las redes de apoyo. Estos actores del sector público, privado, organizaciones civiles, artistas, ciudadanos, etc., van contribuyendo progresivamente en relación con las condiciones y necesidades que se van presentando. En cada caso se presentan beneficios que contribuyen al desarrollo de las comunidades, ya sea cultural, social, económico y ambiental.

 

Tabla 1. Casos análogos de éxito nacional e internacional.

Fuente: Elaboración propia, 2024.

 

En síntesis, estos casos análogos muestran el reconocimiento de las mujeres en su derecho a la ciudad, donde se promovió la participación y democracia vinculadas con diversos actores sociales, quienes fungieron como enlaces que contribuyeron a la definición de estrategias para fomentar un desarrollo sostenible.

 

Estrategias que promueven la participación de las mujeres de Analco

A partir de lo anteriormente expuesto, se procedió a una nueva fase de la IAP, que mediante un nuevo proceso de GCC como principal estrategia para promover la participación de las mujeres en el reconocimiento de sus capacidades como un medio para contribuir en el derecho a la ciudad.

La toma de decisiones a partir de la participación ciudadana es un aspecto fundamental para garantizar el derecho a la ciudad. La GCC es un proceso que además de promover la participación, visibiliza a grupos desfavorecidos, así también como a identificar problemáticas y necesidades generales y específicas con el fin de desarrollar estrategias y proponer posibles soluciones, en procesos colaborativos de la propia comunidad (Sánchez, 2014).

Estas estrategias pueden contribuir para la formulación de políticas culturales partiendo desde la comunidad, para promover la participación en el derecho a la ciudad no solo de las mujeres, sino también, niñeces, adolescentes, adultos mayores, donde se aborden los temas de la Agenda 21 de los derechos culturales.

A partir de lo anterior, en septiembre de 2022 se creó la iniciativa Mujeres Construyendo Barrio, la cual representa la segunda fase de la IAP, que consistió en una GCC que contribuyó a establecer comunicación con mujeres del barrio y otros actores sociales, con la finalidad de instaurar valores en torno a la solidaridad y compartición en una red de apoyo, y de visibilizar la aportación de las mujeres en la construcción de la vida barrial (Figura 18).

 

Figura 18. La iniciativa Mujeres Construyendo Barrio Promover la participación de mujeres de Analco.

Fuente: Elaboración propia, 2024.

 

Para este artículo no se abordarán las estratégicas, sin embargo, se mostrarán a manera de síntesis las acciones implementadas durante octubre de 2022 a abril de 2024. La tabla 2 muestra la clasificación de cada estrategia, así como también su objetivo.

 

Tabla 2. Clasificación de las estrategias y las actividades implementadas.

No.

Clasificación

Objetivo

Actividades

1

Artes y oficios comunitarios

Reconocer e intercambiar de conocimientos basados en las artes y oficios.

§ Taller de encuadernación.

§ Taller de fotografía.

§ Taller de bisutería.

§ Taller de elaboración de flores con limpiapipas.

2

Cultura Patrimonial

Identificar saberes tradicionales o heredados para promover la transmisión generacional y su preservación.

§ Talleres de tejido “Entretejidas”.

§ Taller de elaboración de piñatas.

§ Taller de máscaras en cartonería.

3

Cultura ecológica creativa

Promover la conciencia y el cuidado del medio ambiente a través de buenas prácticas, incorporando la creatividad desde las habilidades artísticas.

§ Taller de macetas reusando materiales.

§ Taller de candelabros navideños.

§ Talleres creativos comunitarios “Día de Muertos”.

§ Taller de “creación de Jardín Polinizador”.

§ Jornada de Plantación el parque Jerusalem.

§ Jornadas de “Cuidando mi parque”.

§ Arte en el Jardín con piedras.

4

Senti-pensares literarios

Expresar el pensamiento y sentimientos en acompañamiento con la escritura y la literatura para interpretar nuestra realidad personal y colectiva.

§ Taller de escritura para mujeres “Narrar nuestros senti-pensares”.

§ Talleres de lectura creativa.

§ Jornadas de escritura Analco 2023.

5

Cultura del cuerpo

Fomentar el cuidado del territorio corporal de manera integral, activación física y alimentación saludable.

§ Clases de Yoga.

§ Clases de Cocina saludable.

§ Clases de tonificación del cuerpo de bajo impacto.

§ Taller de primeros auxilios.

6

Cine sensibilizador

Sensibilizar con el cine para la reflexión y sensibilización en temas socioculturales y medioambientales.

§ Ciclos de cine “Territorios resistencias y alternativas”.

Fuente: Elaboración propia, 2024.

 

En esta nueva etapa de la investigación, las acciones estratégicas fueron desarrolladas con la colaboración de nuevos actores sociales, mediante aproximaciones sucesivas, a través de la creación de espacios comunitarios públicos, semipúblicos y privados. Resaltando el uso de aquellos espacios que las mujeres manifestaron como inseguros. 

En este escenario, se intentó abordar algunos elementos que deterioran el entramado social. Además, la mayoría de las acciones sirvieron como un canal para que las mujeres manifestaran sus emociones, un aporte significativo ante las repercusiones de la pérdida de esposos, hijos, familiares y amigos causadas por la pandemia de COVID 19.

 

Reflexión

La IAP permitió destacar la relevancia de las mujeres en la vida barrial, los procedimientos realizados contribuyeron en los siguientes aspectos:

La reflexión teórica contribuyó a indagar en aquellos conceptos que se asocian con los estudios de las mujeres y su valor y en la aportación del desarrollo de las comunidades. Para reforzar el discurso teórico se complementó con casos análogos y se observó la importancia de la inclusión de las mujeres en proyectos de desarrollo comunitario.

Por su parte, los recorridos exploratorios permitieron identificar los principales espacios que frecuentan en su vida cotidiana, así como también, los espacios comunitarios en que desarrollan sus prácticas culturales. En el caso de los testimonios aportaron a dar voz a las mujeres como fueron sus anhelos, memorias de la vida cotidiana y el interés por ser reconocidas por sus capacidades.

Los mapeos proporcionaron identificar los espacios públicos que son percibidos como inseguros. Además, con el acercamiento y diálogo con las sujetas sociales participantes se logró generar un primer mapa de las artes y oficios contemporáneos. De esta manera, se contribuye al reconocimiento de las mujeres en el espacio, como un medio de análisis de las problemáticas cotidianas, ofreciendo un panorama para la implementación de acciones estratégicas a corto y mediano plazo.

La identificación de actores fue una herramienta que se estuvo utilizando continuamente, sin embargo, se consideró para esta primera fase de la investigación, la incidencia directa de actores internos y externos para el análisis y el entendimiento de las problemáticas existentes; de ahí la flexibilidad de esta metodología, la cual permite un continuo ir y venir para la identificación de nuevos actores. En este sentido, con base al modelo que se llevó a cabo para la investigación fue vital la participación de las mujeres del barrio, ya que de esta manera ellas manifestaron no solo problemas de su barrio, sino también aquellos aspectos internos que les afectan o que les motivan. 

En general, las mujeres en el barrio de Analco presentan diversas condiciones que han limitado su presencia en la vida barrial, ya que la vida privada a la que se encuentran sujetas es una de las principales debilidades, derivadas de la carga de trabajo que desempeñan diariamente. Sin embargo, es importante remarcar que las mujeres representan más que un grupo vulnerable, ya que cuentan con las capacidades necesarias para enfrentar retos diarios, por lo que es prioritario integrarlas en la toma de decisiones promoviendo su participación de manera horizontal.

Frente a las circunstancias que enfrentan en el barrio, ya sean de origen interno o externo, el desarrollo de estrategias desde un enfoque de cultura comunitaria fomentará, además de la participación, el reconocimiento en el derecho a la ciudad. Así pues, las estrategias de GCC propician la animación sociocultural de las mujeres de diversas edades, con el fin de identificar y establecer una vinculación con otros actores sociales para el reconocimiento de los saberes y prácticas de las mujeres. Este requiere ser explorado y gestionado con el fin de proporcionar espacios donde puedan expresarse y conservar los conocimientos que adquieren diariamente para que, a través de estos, obtengan un bienestar personal y colectivo.

Por su parte, durante el proceso existieron tensiones y dificultades, por un lado, relacionadas a la precariedad de tiempo de las mujeres para participar en las actividades relacionadas con su barrio; por otro, a conflictos personales entre las mismas mujeres participantes relacionados a la manera de informar y desacreditar las prácticas realizadas, sin embargo, a pesar de que se buscó conciliar las diferencias, algunas prefieren no seguir siendo partícipes.

En síntesis, al introducirnos territorialmente en el barrio nos damos cuenta de su heterogeneidad y de la relevancia de conservar procesos de participación para establecer políticas públicas enfocadas a las personas, principalmente de las mujeres.

 

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Miriam Zúñiga Benítez

Mexicana. Maestra en Ordenamiento del Territorio y licenciada en Diseño Urbano Ambiental por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Actualmente es candidata a doctora en Procesos Territoriales por la misma institución. Líneas de investigación: gestión cultural y desarrollo comunitario, patrimonio cultural y apropiación del espacio público a través de procesos y herramientas participativas con enfoque de género. Últimas publicaciones: coautora en “Vulnerabilidad de las mujeres y su representación en el patrimonio inmaterial del barrio de Analco, Puebla” (2023) y en “Metodología de acción participativa para la gestión sociocultural del patrimonio industrial” (2022).

 

Norma Leticia Ramírez Rosete

Mexicana. Doctora en Geografía, Urbanismo y Ordenación del Territorio Universidad de Valladolid, España. Maestra en Ordenamiento del Territorio y Arquitecta en la Facultad de Arquitectura, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Profesora-investigadora de tiempo completo, coordinadora administrativa de la FABUAP, coordinadora del doctorado en Procesos Territoriales (2020). Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel 1, Padrón de Investigadores VIEP y del Consejo de Unidad Académica (CUA 2017-2020). Integrante del Consejo de Participación Ciudadana del Centro Histórico y Patrimonio Edificado del Municipio de Puebla, representante de la Facultad de Arquitectura, BUAP (2021-2023). Líneas de investigación: gestión del patrimonio cultural y desarrollo comunitario. Últimas publicaciones: “Red Internacional de Gestión de Proyectos Culturales Comunitarios para fomentar la transversalidad y equidad de género en el barrio de Analco” (2023) y coautora en: “Vulnerabilidad urbana a partir de un análisis sistémico: El caso de la unidad habitacional Amalucan, Puebla, México” (2024).

 



[1] Este artículo es resultado de la tesis doctoral en proceso: “Mujeres construyendo barrio: gestión cultural comunitaria en el barrio de Analco, Puebla”.

[2] Se entiende la vida barrial como un proceso social expresado en los lugares compartidos donde ocurren vivencias cotidianas y también emergen conflictos sociales debido a la segregación social y espacial, que influyen en el desarrollo comunitario.

[3] Con base en Rolando García (2008) se trata de un “recorte de la realidad” reconociendo que esta sufre transformaciones en su desarrollo temporal.

[4] Las tasas medias de matriculación en la educación básica han mantenido un avance considerable, sin embargo, de acuerdo con la ONU Mujeres, hay una brecha de género que ha obstaculizado el proceso educativo como es el abandono de la escuela secundaria relacionado con el embarazo, la carencia de recursos económicos y la participación en el trabajo doméstico.

[5] Entendiendo la gentrificación como el proceso conflictivo que surge de la revaloración de los barrios centrales deteriorados, en el que habita población trabajadora de bajos ingresos, que al ser intervenida para su rehabilitación, los despoja por diversas presiones derivadas de las políticas de gestión urbana para ser sustituida por población con mayor poder adquisitivo, destinando el espacio a ofrecer servicios para el consumo (Delgadillo, 2010).

 

[6] Esta encuesta se realizó a través de Instagram con la finalidad de conocer la percepción del barrio de Analco por parte de mujeres que no viven en el barrio, con un total de 27 participantes. En el ejercicio se consideraron tres tipos de respuestas de medición: buena, mala y nunca he visitado Analco; además de que se les preguntó de manera puntual la razón de su respuesta. La encuesta estuvo activa 24 horas en la sección de historias de la red social.

[7] La parroquia del Santo Ángel Custodio en Analco es una de las más antiguas, erigida en 1627.

[8] Proyecto universitario de la Facultad de Arquitectura de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, el cual está integrado por profesores y estudiantes de licenciatura y posgrado en las áreas de Arquitectura, Urbanismo y Diseño, a cargo de la Dra. Adriana Hernández, quien es directora de la asociación civil Re Genera Espacio y la Dra. Norma Leticia Ramírez, líder de Centro de Investigación y Gestión Urbana (CIU).

[9] En 2012 fue reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial en la Categoría de las Buenas Prácticas por la UNESCO (UNESCO 2016).

[10] Por iniciativa del ciudadano y peluquero del mismo barrio, Gilberto Valladares.