MARCO ANTONIO

GONZÁLEZ PÉREZ


Universidad Nacional Autónoma de México   mgonzalezp65@gmail.com  

 

 

 

 

 

 

Recibido

18 agostol 2020

 

Aprobado

03 noviembre 2020    

 

Publicado

24 marzo 2021

 

 

 

 

 

 

traducción

Marco Antonio

González Pérez

Universidad Nacional Autónoma de México



 




Nuevas rutas en el desarrollo de la teoría de las representaciones sociales

 

Resumen: Este escrito tiene como propósito presentar algunas rutas que transitan, actualmente, los estudios de representaciones sociales, principalmente en América Latina, con base en una revisión documental del estado del arte sobre el tema. Se observan nociones tradicionales que permanecen inmutables, otras que se han transformado y conceptualizaciones novedosas. Se aprecia un auge de estos estudios debido a los procesos de cambio social que reclaman una comprensión psicosocial con orientación histórica-cultural. La lucha contra el neoliberalismo ha impuesto un modelo de hacer ciencia social positivista, individualista, sin relevancia social, que genera la búsqueda de interpretaciones críticas de los fenómenos representacionales. Se observan interesantes intentos de vinculación teórica y aplicaciones relevantes en campos del conocimiento diferentes, como la comunicación, la educación y la ciencia política. Se presentan las formas de análisis de las representaciones sociales desde las perspectivas procesual y de producto. Finalmente, se discute el devenir de la teoría iniciada por Moscovici y algunos aspectos relevantes para tomar en cuenta en el futuro.

Palabras clave: representaciones sociales, psicología social, investigación social, pensamiento crítico.

 


New routes in the development of social representations theory

 

Abstract: This writing has the purpose to present some routes that currently travel social representations studies, mainly in Latin America, based on a documentary review of the state of the art on the. There are traditional notions that remain unchanged, others that have been transformed, and new conceptualizations. There is a boom in these studies due to the processes of social change that demand a psychosocial understanding with a historical-cultural orientation. The fight against neoliberalism has imposed a positivist, individualistic model of social science, without social relevance, which stimulates the search for critical interpretations of representational phenomena. Interesting attempts for theoretical linking and relevant applications are observed in different fields of knowledge, such as communication, education and political science. Techniques of social analysis are presented from the procedural and product perspectives. Finally, the evolution of the theory initiated by Moscovici and some relevant aspects to take into account in the future are discussed.

Keywords: Social representations, Social psychology, Social research, Critical thinking.

 
 


Cómo citar

González, M. (2021). Nuevas rutas en el desarrollo de la teoría de las representaciones sociales. Culturales, 9, e560. https://doi.org/10.22234/recu.20210901.e560  


Sobre la comprensión de las representaciones sociales[1]

Antes de iniciar este breve apartado sobre la definición de las representaciones sociales (RS), es menester considerar que, el predominio mundial del neoliberalismo, durante los últimos 40 años, ha impactado negativamente el desarrollo de la psicología social crítica en general y la teoría de las representaciones sociales, en particular; ya que, como sostienen autores como Gjorgjioska y Tomicic (2019), ha establecido formatos de publicación acordes con su academia positivista, ha determinado métodos de investigación y ha privilegiado investigaciones carentes de valores y de una postura axiológica comprometida con la transformación social. El individualismo sobre lo social, la hegemonía positivista y la atomización al estudiar los fenómenos sociales que ha traído el neoliberalismo ha resultado funesto en el impulso del estudio de las RS, en varias regiones del planeta.

En este mismo sentido, Bettache y Chiu (2019) advierten que durante las últimas cuatro décadas se ha constituido una psicología social infectada con sesgos ideológicos neoliberales, reproductora de relaciones sociales basadas en la conformidad con la cultura autoritaria de los grupos dominantes. Esta psicología neoliberal acrítica se observa en la investigación y práctica psicológicas. Sin embargo, y a pesar de lo anterior, el estudio de las RS proveniente de Europa se ha expandido en América Latina ya que, como sostiene Guerrero Tapia (2006), las rupturas (hasta cierto punto revolucionarias) en las subjetividades individuales para generar subjetividades colectivas con nuevas representaciones, ocurren, particularmente en México, en un contexto de conflicto entre el modelo neoliberal y los movimientos sociales colectivistas como el encabezado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Urbina y Ovalles (2018), sostienen que los estudios sobre las RS encontraron tierra fértil en América Latina, debido a que es un lugar con una amplia riqueza cultural y una situación social problemática que exige una comprensión crítica de los fenómenos sociales. Los estudios en esta área se han incrementado y diversificado en temas y métodos. En lo que se refiere a temas, en primer lugar, están los estudios orientados a la sociedad-política y economía con 30 %, educación 20 %, salud y enfermedad 14 %, desarrollo humano 11 %, comunidades humanas 9 %, trabajo 8 % y ciencia y saber académico 8 %.

 

Definición de las representaciones sociales

Como es bien sabido, las RS se refieren al saber del sentido común que se construye grupalmente desde la cotidianeidad y que se diferencia plenamente del saber científico. De acuerdo con Jodelet (2018), las RS son una guía para la acción e interpretación de la realidad, proporcionan, por lo tanto, un sistema de significados que orientan comportamientos y el establecimiento de relaciones sociales. Las representaciones definen, también, el tipo de relación que los grupos mantendrán con otros colectivos, cuidando su cohesión y expresión propias.

La misma autora señala que las RS se construyen a partir del lenguaje y que, en tanto expresión simbólica, provee una guía de decodificación y categorización que se vehicula a través de la expresión e intercambio de discursos, en el medio de interacción social.

Banchs (2004) sintetiza la importancia de la teoría de las representaciones sociales, para la disciplina psicosocial:

Con las Representaciones Sociales se inaugura una nueva Psicología Social. Se trata de una disciplina crítica, con sentido histórico-social, en la cual este último adjetivo se refiere tanto a: a) las condiciones de producción de las representaciones (medios de comunicación social, interacción cara a cara, comunicación, lenguaje) como a b) las condiciones de circulación de las representaciones sociales (intercambio de saberes y ubicación de las personas en grupos naturales y de los grupos sociales naturales en contextos sociales particulares dentro de una estructura social) y c) funciones sociales (construcción social de la realidad en el intercambio social, desarrollo de una identidad personal y social, búsqueda de sentidos o construcción del conocimiento del sentido común) (p.53).

 

En cuanto a la construcción de representaciones sociales, Jodelet (2018) expresa que es importante considerar que las RS son creadas por medio de una relación entre sujetos sociales epistémicos y un objeto que puede ser un fenómeno de interés, un ser humano, un ente social o formar parte del universo ideal o material. De la relación entre sujetos de un mismo grupo social surgen representaciones sociales que tienen una función de expresión de la identidad grupal. Al edificar una RS específica se le otorga un estatus simbólico.

Desde un plano más amplio, se puede entender que las RS pertenecen a una dimensión cultural (valores, sistemas de pensamiento, normas grupales) que determina cómo se producen y la forma en que circulan; el lenguaje y sus canales de comunicación social; el contexto propiamente ideológico en el que se muestra la pertenencia social de los sujetos y las prácticas sociales del grupo. Lo anterior es claramente observable en la actual situación de polarización política que vive México, en la cual los objetos de representación social que alimentan el conflicto discursivo y mediático (apoyos sociales a grupos minoritarios, extinción de fideicomisos, estrategias de combate a la pandemia, compra de medicinas, entre otras) son propias de grupos sociales que comparten ideologías que construyen socialmente su realidad.

Abordando la construcción de las representaciones, en tanto productos, sobresale el lenguaje y los símbolos, la estructura que la integra, los contenidos de información, su lógica interna, su utilidad práctica y la experiencia grupal que la determina.

El estudio de las RS es relevante ya que se constituye en una aproximación teórica y metodológica que permite, de acuerdo con Sal (2016)

(…) identificar la manera en que los integrantes de una comunidad construyen, reconstruyen y transforman la realidad social, puesto que es una herramienta metodológica que posibilita acceder a las formas subjetivadas o interiorizadas de la cultura, a los ámbitos específicos y bien delimitados de creencias, valores y prácticas de los actores sociales (p. 39).

 

Sal (2016) concibe a las RS como representaciones de discursos constituidos de manera lingüística, lo que significa que son los integrantes de una comunidad específica los que construyen su percepción de la realidad al utilizar recursos de lenguaje que incluyen la semántica, la sintaxis y el léxico. Es la práctica discursiva la que, a través de las conversaciones, utilizando diversos medios (y en la actualidad cibermedios) construye la percepción de la realidad grupal. Es así como las narraciones, imágenes, argumentos y descripciones constituyen las RS.

Castorina (2016) plantea que las RS no se indagan dentro de las cabezas de los sujetos ni en su contexto, sino que debe determinarse un grupo social que las comparte y un objeto de representación determinado. La representación social, entonces, es conceptualizada integrando un sistema en el que participan un sujeto social perteneciente a un grupo, un objeto constituyente y un contexto socio-histórico-cultural en el que actúa el grupo social.

Roussiau y Valence (2013) sostienen la existencia de dos tipos de representaciones sociales: aquellas que son autónomas y que cuentan con un amplio consenso y coherencia interna, y otras que no poseen ese nivel de coherencia y que se apoyan en otras representaciones vinculadas a ella para ser comprendidas. Señalan que subgrupos de una misma población puede tener representaciones distintas de un objeto si existen diferencias en criterios psicosociales. Para estudiar representaciones sociales de conceptos específicos es necesario considerar, desde una posición holística, la existencia de redes, ya que algunas representaciones son interdependientes y están vinculadas unas con otras en términos simbólicos y de significado. Pueden, incluso, a pesar de ser RS diferentes, tener un núcleo central común. Al respecto se ha podido comprobar que hay representaciones que poseen núcleos centrales con elementos abiertamente contradictorios, pero que son estables a pesar de ese conflicto. La representación social del mexicano, en grupo de mexicanos, incluye elementos como “trabajador” y “flojo”, “responsable” y “relajiento”. Igual ocurre con la representación social de la política, con elementos como “democracia” y “corrupción”.

Accorssi, Scarparo y Pizzinato (2014) señalan que las RS no se crean de manera aislada y autónoma, sino que siempre son el resultado de las relaciones sociales de un determinado grupo, pero que cuando se estructuran y emancipan adquieren una vitalidad propia que hace que se acerquen, rechacen y se encuentren con otras RS, pudiéndose crear nuevas representaciones.

En la actualidad, sostiene Weisz (2017), hay dificultades para la consolidación de sujetos colectivos, ya que en los tiempos actuales predominan las fluctuaciones permanentes en la sociedad, existen identidades móviles, lazos sociales endebles y vínculos cambiantes. Esto permite la existencia de representaciones sociales yuxtapuestas y enfrentadas en los mismos grupos sociales. Las RS son pensadas, actuadas y dichas. Las representaciones se reproducen en la práctica cotidiana en grupos cada vez más complejos. En este sentido, se puede poner como ejemplo la diversidad de los colectivos integrantes de los movimientos feministas en el mundo y las diferentes conceptualizaciones que los subgrupos tienen sobre su estrategia política en sus manifestaciones públicas y su discurso movilizador. Es evidente que a pesar de que se manifiestan conflictos en elementos de su RS sobre el feminismo, los subgrupos comparten una misma identidad social.

Lo Monaco; Piermattéo; Rateau y Tavani (2016) señalan que, desde el origen de los estudios de las RS, se han desarrollado varias aproximaciones, siendo las más relevantes, el enfoque genético-antropológico, la aproximación socio dinámica, la aproximación discursiva y el enfoque estructural.

Las RS, de acuerdo con los autores anteriormente mencionados, poseen varias funciones. La función generativa que se encarga de difundir su significado, la función de organización que determina la naturaleza de las relaciones que se establecen entre los elementos de la representación y la función de dotar de sentido, con base en la historia colectiva del grupo, a la representación misma y a las prácticas sociales relacionadas con ella. Esta última función le permite a la representación ser rígida y poco vulnerable a los cambios del contexto.

La Teoría de las RS (TRS) es una aproximación conceptual y metodológica que da cuenta de la forma como se constituye y actúa el pensamiento social de miembros de grupos concretos.  Lombardo y Monchietti (2015) recalcan que Moscovici examinó varios aspectos de tal pensamiento como el abordaje del conocimiento del sentido común, la co-determinación proveniente de la interacción entre el individuo y el grupo social y los procesos de integración y cambio de las representaciones.

Para estos autores las representaciones sociales crean un mundo simbólico, de códigos comunes, que permite la comunicación y la cohesión de los grupos y la práctica social de un determinado grupo.

Rateau y Lo Monaco (2013) señalan que las representaciones sociales tienen la característica de dar estabilidad y controlar el contexto en el que se mueven los miembros de grupos para asegurar su permanencia y coherencia. Señalan que:

(…) aprendemos una realidad ya (re)construida. Se trata de nuestra parte de herencia social. Luego, nuestras pertenencias a grupos sociales, ya sea que se trate de asociaciones, de clubes, de organizaciones profesionales, de partidos políticos o de redes sociales, nos llevarán a modelar nuestra percepción del contexto (p. 24).

 

Es interesante concebir, como lo hacen los autores mencionados, que las RS no solo permiten fortalecer la pertenencia e identidad de los miembros de un grupo, sino que los lleva a distinguirse de los otros grupos, a quienes considera distintos. Esta identidad no es producto del momento presente, sino que conlleva una historia que ha generado significaciones importantes para el propio grupo y que se actualiza por las transformaciones suscitadas en el objeto de la representación. Lo anterior ocurre en grupos ideológicos que han permanecido durante el paso del tiempo, pero que han tenido que actualizar su propia representación social por las transformaciones sociales y culturales. La izquierda electoral mexicana es ejemplo de cómo un grupo ha asumido en su identidad nociones distintas como el marxismo, el nacionalismo revolucionario, la lucha por las libertades democráticas y la lucha contra la corrupción, como distintos ejes de su propia representación social.

Para Reyes-Sosa, Egilegor y Dos Santos, et al. (2019) las RS definen una serie de principios organizativos para tomar posición al respecto de las diversas relaciones intergrupales que establecen los sujetos sociales. Los grupos interactúan, entonces, bajo principios comunes de comprensión entre ellos. Las RS establecen las bases del pensamiento social por medio del conocimiento de tipo ideológico. Torres (2017), por su parte, afirma que las RS empoderan a los sujetos al poder para cambiar la realidad social por medio del lenguaje, ya que así se manifiesta el pensamiento social que subyace a las prácticas sociales.

Maldonado, González y Cajigal (2019) sostienen, siguiendo los planteamientos de Abric, que son cuatro las funciones de las RS: una función de saber, ya que permite que los sujetos sociales acudan a los contenidos de las representaciones compartidas por un grupo y construyan nuevas en marcos de conocimiento común; una función de identidad, ya que al tener RS comunes, se comparten valores y normas sociales que fortalecen la identidad del grupo (las representaciones compartidas guían la interpretación colectiva ante la realidad que se les presenta, logrando una relación de constitución dialéctica entre la identidad y las representaciones compartidas); una función orientadora, ya que prescribe ciertos comportamientos grupales, es decir, las representaciones se establecen como guías de acción; y una función justificadora, la cual permite a los sujetos sociales, explicar y comprender a posteriori las acciones realizadas, al ajustar el comportamiento a los marcos normativos de las representaciones. Considerar a la RS como guías para la acción ha llevado a Roselli (2011) a establecer que es importante tener siempre en mente que la guía es también afectiva y que tiene características intuitivas, prelógicas e icónicas. La utilidad práctica de las representaciones sociales, sostiene el autor, se da a través de las prácticas sociales de los miembros de grupos.

 

Integración teórica de las representaciones sociales

A continuación, se abordará el desarrollo teórico y disciplinar que ha tenido la TRS al complementarse y enriquecerse con otras teorías sociales y aplicando su análisis a problemáticas estudiadas, tradicionalmente, por otras disciplinas. Lo anterior surge porque varios investigadores del área de las RS se han visto en la necesidad de integrar su teoría con otras posturas conceptuales para fortalecerla desde un punto de vista teórico o metodológico.

Entre los psicólogos o científicos sociales cuyos planteamientos se han recuperado en la teoría psicosocial están Heider, Piaget, Vygotsky, Freud y Halbwachs. En la actualidad, tal como lo han realizado en sus investigaciones De Alba (2016); Maldonado, González y Cajigal (2019); Pereira y Faria (2015); Accorssi, Scarparo y Pizzinato (2014) y Jiménez (2019), las teorías de las RS se han vinculado con los conceptos de habitus de Pierre Bordieu, el de ideología de Van Dijk, el de subjetividad social de Fernández Rey, el imaginario social de Castoriadis, y la teoría de la memoria colectiva de Halbwachs, entre otros.

Jiménez-Yañez (2019) propone una integración teórica muy interesante entre los conceptos de imaginario social, representaciones sociales y memoria colectiva, en la que presenta las tres nociones como formadoras de los individuos como sujetos sociales. Observa coincidencias entre ellas, toda vez que recuperan la capacidad de creación y transformación de lo social por medio de la participación colectiva. El imaginario social ocuparía el nivel más general, ya que considera a la sociedad como un todo orgánico, institucional, creador de símbolos; las RS construyen simbólica y socialmente lo real y la memoria colectiva integra significaciones sociales que mantienen la identidad del grupo.

Otra integración se ha dado a un nivel interdisciplinar ya que la teoría de las RS, que originalmente se fraguó en el ámbito de la psicología social, ha suscitado el interés de diversos campos de estudios como la comunicación, la pedagogía, la mercadotecnia, la ciencia política, la historia, la antropología, el diseño y la ingeniería de sistemas. Para que se realice la integración teórica, Castorina (2016) sostiene que se debe coincidir con un marco epistémico fundamentado en principios ontológicos y epistemológicos que soportan los planteamientos científicos conjuntos. Tal marco tiene una base sociocultural histórica que guía la práctica científica y que debe tener nociones similares y complementarias.

 

Representaciones sociales y educación

Marková (2017) resalta la importancia de vincular las RS con la educación, ya que recupera el proceso de generación de conocimiento en la relación tríadica entre el yo-otro-objeto de conocimiento en la que media una función semiótica. En esa construcción del conocimiento, el estudiante tiene dos tipos de diálogo: con él mismo con respecto al objeto a representar, a partir de la experiencia generada en su vida cotidiana, por medio de sus conocimientos culturales previos; y el que ocurre en el proceso formal de aprendizaje académico en el aula de clase.

Roselli (2011) vincula las RS con el marco educativo del aprendizaje colaborativo. Su planteamiento parte del hecho de que varias aproximaciones teóricas de corte sociocognitivo, como lo son la teoría sociocultural de Vygotsky, el sociocontructivismo de Piaget y la cognición distribuida, empatan con el planteamiento desarrollado, principalmente, por Moscovici, en el sentido de que se enfocan en la construcción del conocimiento a partir de la interacción social.

Lo anterior, afirman Mazzitelli y Aparicio (2010) da pie a que puedan utilizarse técnicas didácticas para apoyar la identificación de RS dominantes (entendidas como conocimiento previo) para iniciar el cuestionamiento, la reflexión y la construcción social y compartida de nociones científicas.

Retomando a Vygotsky, Villamañan (2016) plantea que la teoría sociocultural en educación complementa a la Teoría de las RS, ya que la primera considera de manera explícita la determinación de la clase social en la construcción de representaciones. El reconocimiento de Moscovici de la determinación histórica, ideológica, económica y cultural de las representaciones fundamenta la vinculación teórica propuesta.

Otro ámbito educativo que se vincula con las RS es el llamado B-Learning. En este sentido, Padilla y Silva (2017) señalan que la tecnología utilizada en la educación a distancia se ha convertido en un espacio constructor y mediador de RS. Resaltan el hecho de que las tecnologías cambian de manera incesante produciendo innovaciones permanentes que requieren construcciones representacionales nuevas del rol del profesor y del alumno (y también de la misma mediación y sus objetos de conocimiento).

En esa misma línea de la educación a distancia, Marchisotti, Oliveira y Lukosevicius (2017) señalan que en Brasil se ha construido una representación social del modelo educativo a distancia, que tiene como principales términos descriptores la facilidad, la flexibilidad, la conveniencia y la practicidad para tomar cursos. Estos autores concluyen que la modalidad a distancia se ha asumido como una oportunidad para aquellos que, estando en el mercado laboral, pueden mejorar sus habilidades y también para los que se les dificulta tener contactos cara a cara, pero que tienen disciplina para aprender por sí mismos. Se concluye que esta RS facilita la comprensión del modelo a distancia ya que apoya a entender las posibilidades de aprendizaje utilizando tecnología.

Accorssi, Scarparo y Pizzinato (2014) vinculan dos teorías importantes: la pedagogía de la liberación de Paulo Freyre y la de las RS de Moscovici. Para estos autores, ambas construcciones teóricas comparten elementos comunes: son lecturas críticas de la sociedad, tienen una vocación transformadora, presentan una postura dialéctica, valoran la determinación de las interacciones sociales en la construcción de la realidad, establecen rutas para el cambio social y se enfocan en las minorías que rompen con la estabilidad y reproducción sociales impulsadas por los grupos dominantes.

Las autoras Cuevas y Mireles (2016) señalan que, en el ámbito educativo, se han realizado investigaciones para reconocer las RS de los alumnos, los profesores y las prácticas de ambos, pero poco se han indagado las representaciones de los padres de familia y de los administradores de las instituciones educativas, quienes juegan un papel determinante en las políticas de los centros educativos.

Al realizar un análisis de las investigaciones sobre las RS en el área educativa llevadas a cabo en México, Cuevas y Mireles (2016) concluyen (y esto puede ser aplicable a las investigaciones sobre RS en general) que es necesario fortalecer dichos estudios en cuatro aspectos: 1. Hacer claro el vínculo de los objetos de la representación como construcción de sujetos implicados en prácticas sociales concretas. 2. Establecer una distinción entre el producto de las representaciones sociales y la descripción de las prácticas sociales que las generan. 3. Hacer claro el método utilizado para analizar e interpretar la información concreta obtenida en el proceso de investigación y las categorías de análisis utilizadas, y 4. Acudir a las fuentes originales en el idioma en el que fueron escritas, dando paso a una ampliación y mayor fundamentación teórica.

 

Representaciones sociales y cultura

Una interesante integración teórica en las investigaciones sobre RS se da con los estudios culturales (postura que desde hace muchos años ha liderado Denise Jodelet). Banchs (2004) sostiene que es importante que los estudios sobre RS tengan una aproximación hermenéutica y cualitativa con vínculos con la filosofía, sociología y lingüística desde un enfoque cultural e histórico. La autora propone estudiar las representaciones más como un fenómeno instituyente y no tanto como un producto instituido.

Una reflexión similar la presenta Marková (2017) cuando señala la necesidad de estudiar la cultura desde la psique humana, con base en un método propio psicosocial-cultural, y considerar al alter o al otro cultural como fundamental en la construcción de las representaciones. Tal esfuerzo se fundamenta en varias características de la Teoría de las RS: el ser humano en diálogo con el otro, el carácter transformador y crítico en la construcción de la realidad, el enfoque dialéctico para generar cambio social, el abarcar ampliamente lo social, el estar en contradicción con las ideologías dominantes y la importancia que tienen las minorías generadoras de cambio social en sus esquemas explicativos.

 

Representaciones sociales y representaciones dialógicas

Sal (2016) sostiene que la existencia de comunidades de práctica permite generar diálogos y argumentos que vehiculan las RS de grupos específicos (con toda su carga ideológica) y que pueden evidenciarse y asimilarse. Para este autor, tanto las representaciones discursivas (originarias del llamado “giro lingüístico” en ciencias sociales) como las RS que se construyen en la práctica de grupos socioculturales se reproducen y difunden tanto a través de medios de comunicación tradicional como digitales. Es la ideología la que determina qué valores y normas sociales son las correctas para ser compartidas de forma intragrupal.

Sobre el mismo tema, Batel y Castro (2018) hacen hincapié en las relaciones entre la Teoría de las RS y la psicología discursiva, en particular sobre la importancia que tiene la comprensión de la construcción y transformación del sentido en el cambio social. Desde la psicología discursiva el interés recae en lo que les ocurre a los sujetos sociales en interacción para convertir lo interno en externo. Esta postura se enfoca hacia la acción y no hacia la cognición. Para la TRS los conceptos representados surgen de la relación entre el yo y los otros, a partir de la interacción y la comunicación, y es así como lo externo se internaliza. Por estas razones de similaridad y complementariedad, los autores sostienen que ambas teorías pueden vincularse en estudios comunes.

Otro enfoque interesante es el que vincula el marco teórico de las representaciones sociales con teorías de la comunicación como el encuadre o framing. Reyes-Sosa, Egilegor, Dos Santos, et al. (2019) realizan un estudio sobre el manejo noticioso del narcotráfico en Sonora, México, e identifican los esquemas de análisis que imponen los medios para la interpretación de las noticias. En este caso mencionan los esquemas del conflicto, de las consecuencias de tipo económico, de atribuciones de responsabilidad, de moralidad y de interés sobre lo humano.

Este predominio discursivo de los medios pocas veces es cuestionado en los estudios de comunicación, así que los autores se basaron en la recepción noticiosa del sujeto social, indagando sus RS sobre el narcotráfico, partiendo del hecho de que las representaciones emergen y son compartidas por sujetos que interactúan entre sí en la vida cotidiana y que es conocimiento práctico, crítico y analítico al ser un producto del diálogo racional que culmina en una construcción llena de sentido. No ocurre la asimilación automática del contenido mediático.

 

El método en el estudio de las representaciones sociales

Prácticamente, desde sus inicios ha habido un debate sobre los métodos de investigación más acordes con los postulados de la teoría. La corriente cultural sostiene que los métodos adecuados son los comprensivos que son propios de la investigación cualitativa. Hay otras posturas que afirman que la utilización de métodos estandarizados o de investigación de laboratorio, de corte cuantitativo, son los más pertinentes.

Un excelente resumen de la riqueza metodológica utilizada en los estudios sobre RS, lo presenta Banchs (2004), al referirse al trabajo investigativo de Moscovici de quien afirma:

Parece seguir las exigencias básicas de la Ciencia Moderna pero de una manera bastante heterodoxa: riqueza de fuentes bibliográficas, apoyo sobre autores de la tradición clásica, enfoque pluridisciplinar (antropólogos, psicólogos, lingüistas, psicoanalistas), combinación de técnicas de recolección y análisis de datos tanto cuantitativas como cualitativas, uso de un lenguaje metafórico y, no pocas veces, poético, reconocimiento de la relatividad de la objetividad científica, es decir, de la participación del autor en la construcción del objeto de estudio, método, técnicas y textos, postura crítica (p.40).

 

Weisz (2017) señala, por su parte, que las representaciones no pueden ser solo reconocidas por el grupo social estudiado, sino que debe considerarse un proceso de su co-construcción en la que participa el investigador y los sujetos sociales, en el que median instrumentos de investigación específicos.

Autores como Mireles-Vargas (2015) aseguran que, para reconocer la amplitud de las representaciones, es menester establecer una estrategia plurimetodológica con diversos instrumentos investigativos. Ferrara y Friant (2016) desarrollaron un modelo plurimetodológico con base en cuatro estrategias de recolección de datos: preguntas cerradas, abiertas y evocación jerarquizada; prueba de reconocimiento de objetos; preguntas abiertas y técnicas de substitución de espacios en blanco. Refieren los autores que, para el análisis de los resultados, se pueden llevar a cabo cuatro tipos de técnicas muy utilizadas en los estudios de representación social: la técnica de substitución, en la que miembros de un grupo responden como si pertenecieran a otro colectivo; la verbalización en el reconocimiento gráfico de objetos; las preguntas abiertas y las pruebas de evocación como la asociación libre de palabras.

Por su parte, Caillaud, Doumergue, Préau, Haas y Kalampalikis (2019) sostienen la importancia de combinar métodos diferentes, con el propósito de contrabalancear la dominación de un solo método en los estudios de representaciones. A esa técnica se le conoce como triangulación. Afirman que los resultados emanados de la utilización de la triangulación deben servir para combinar resultados y no solo acumularlos. Este equipo de investigación reflexiona sobre el hecho de que cada método de investigación plantea un tipo específico de encuentro simbólico entre la parte observadora y la parte observada. En todo método de investigación se establece una relación entre investigador e investigado y se formaliza un tipo específico de comunicación entre ambas partes.

Son varias las técnicas de investigación que se han desarrollado en los estudios de RS. Las más sobresalientes, de acuerdo con Mazziteteli y Aparicio (2010), son las técnicas de asociación libre de palabras, las técnicas de jerarquización y evocación, el análisis de contenido, el análisis del discurso, el análisis de mensajes mediáticos, el uso de escalas de tipo Likert o diferenciales semánticos, las entrevistas y los cuestionarios.

La división de técnicas de recolección de datos utilizadas en los estudios con orientación cultural de las RS se agrupa, de acuerdo con Banchs (2004) en dos grandes formulaciones: la recolección e interpretación cualitativa de datos y la triangulación en la que se combinan técnicas, interpretaciones teóricas y discusión de datos, lo que garantiza la confiabilidad interpretativa de los investigadores.

 

Proceso y producto en la construcción de representaciones sociales

Una de las características importantes de las RS es que es tanto el proceso de su creación como el producto objetivado del referido proceso, es decir, es tanto la representación instituida como la representación instituyente. Banchs (2004) los llama pensamiento procesual constituyente y pensamiento constituido, que tiene una concreción estructural. Las RS, como construcción social del conocimiento de la vida cotidiana estudian y describen el universo de objetos con significado que envuelven el mundo intersubjetivo. Es por medio de la interacción social y actividades concretas como se construyen las RS compartidas por un colectivo específico.

Estos procesos, como menciona Banchs (2004), pueden ser de dimensión social donde los contenidos son parte de un medio de interacción intergrupal o ideológica, o bien son de dimensión individual en el que sujeto construye sus RS en términos de objetivación y anclaje y que se manifiestan en estructuras conformadas por un campo representacional o en una expresión discursiva.

Roselli (2011) apunta que las RS son, en esencia, un pensamiento procesual constituyente que es mediatizado por la interacción social. Esta característica de construcción sociocultural de pensamiento es la que la distingue de la aproximación cognitiva que entiende la representación solo como un producto.

La diferenciación entre proceso de constitución de las RS y su objetivación en un producto concreto no debe ser entendida como la existencia de elementos teóricos diferenciados. Jodelet (2018) argumenta que, para reconocer la integración de la subjetividad a la dimensión sociocultural histórica, es necesario indagar ambos elementos que determinan la interpretación del modo de vida de los miembros de determinado grupo social.

De acuerdo con Castorina (2016) existen tres instancias en las investigaciones psicosociales que se fundamentan en la teoría de las RS: un nivel empírico, un nivel teórico y otro meta-teórico. Estas instancias incluyen procesos y productos en cada una de ellas. Para González (2013) esas instancias estarían incluidas en los siguientes niveles de estudio de las representaciones sociales: 1. La teoría de las RS como una teoría social del conocimiento (instancia meta teórica), 2. La representación social como proceso sociocognitivo (instancia teórica) y 3. La representación social como producto (instancia empírica).

En el primer nivel ocurrirían los procesos de construcción comunicativos y el producto son los contenidos existentes en el mundo intersubjetivo. En el segundo nivel los procesos sociocognitivos son, fundamentalmente, la objetivación y el anclaje, y el producto es el planteamiento teórico de cómo una representación social adquiere sentido al insertarse en una red de conceptos previos. Finalmente, en el tercer nivel, el proceso es dotar al objeto de representación de sentido para el uso de los grupos sociales y el producto son las características estructurales del objeto de la representación (teoría del núcleo central).

En cuanto a la construcción de teoría, la aproximación de las RS se fundamenta en la construcción activa de lo que Roussiau y Valence (2013) identifican como conceptos base: el anclaje y la objetivación, que sirven para hacer evidente los procesos intervinientes en la construcción de representaciones mediadas por las relaciones sociales, las cuales dan lugar a los contenidos. Por un lado, estarían, dialécticamente, procesos de identificación grupal y por el otro, productos basados en principios de legitimación cultural.

En cuanto a proceso, Castorina (2016) retoma a Moscovici y sostiene que las representaciones son siempre co-construidas entre el sujeto y el otro (que podría ser otro sujeto o miembro de un grupo) en un contexto de comunicación social interactiva. Ese sería el esquema de terciedad de Pierce en el que intervienen, en la construcción del conocimiento, el sujeto, el alter y el objeto. Para indagar el proceso de constitución de una RS se requiere partir de la función de interpretación, de búsqueda de sentido, que todo ser humano activa en sus relaciones con los demás, en un contexto de elementos culturales simbólicos como lo son los signos, los símbolos y el lenguaje.

En cuanto a producto, Accorssi, Scarparo y Pizzinato (2014) sostienen que toda representación es referencial y constructivista, ya que remite a objetos concretos, ocupando su lugar y esa posibilidad de substitución le permite reconstruir la realidad desde un plano cognitivo, pero dependiente de lo histórico y social.

Una de las características principales de la RS como producto es la existencia de una estructura con elementos pertenecientes al núcleo central y otros, denominados periféricos, que lo rodean (Teoría del núcleo central de Abric). Las RS no cambiarán mientras los elementos del núcleo permanezcan vigentes. Lo Monaco, Piermattéo, Rateau, y Tavani (2016) señalan que alrededor del núcleo, los elementos periféricos varían en importancia según la función asignada para ellos que pueden ser regular al núcleo, hacerlo concreto y protegerlo. La importancia de la existencia del núcleo central la plantea Roselli (2011) ya que sostiene que esta instancia le da concreción a la representación, ya que es producto de un proceso de objetivación que hace existentes y manejables conceptos abstractos, transformándolos en imágenes; organiza el campo representacional, da estabilización y dota de sentido a la representación.

Sobre la existencia del núcleo central, Lombardo y Monchietti (2015) vuelven al concepto moscoviciano de campo representacional y señalan que, en su estructura, las RS poseen polifasia cognitiva, que significa que no hay un consenso total entre los elementos integrantes de una representación dada, sino que existen tensiones de ideas, creencias, actitudes entre las conceptualizaciones novedosas y actuales y las anteriormente vigentes.

La conformación del núcleo central está determinada, en primera instancia, por las prácticas sociales de los miembros de grupos que comparten una representación social. Es la actividad en un medio social concreto la que define la manera en que se organiza el esquema figurativo de la representación. Pero yendo aún más lejos, es posible sostener que la huella cultural-histórica puede extraerse de la integración estructural con su núcleo central y elementos periféricos.

 

Comentarios finales

En esta revisión se puede observar que existe un fortalecimiento de los estudios sociales utilizando la TRS en Latinoamérica, debido a la compleja y conflictiva situación de cambios sociopolíticos que vive la región, ya que muchos de sus problemas acuciantes como la educación, alimentación, autoritarismo, salud y desarrollo económico, requieren ser comprendidos desde una perspectiva sociocultural e histórica y la Teoría de las RS puede aportar en ese sentido. El debilitamiento de las aproximaciones psicosociales críticas en el ámbito académico mundial se ha debido al predominio de una ciencia social neoliberal positivista y utilitarista que ha alejado de financiamientos, publicaciones, programas académicos, etc., a aproximaciones críticas que tienden a la trasformación social. En el sur del continente americano, como se ha referido, se están produciendo tensiones y transformaciones políticas que ponen en duda el predominio neoliberal de hacer ciencia social.

Al asimilar a las RS como objetos simbólicos compartidos intersubjetivamente en espacios de comunicación, por medio del lenguaje, se tornan en nociones que pueden sustentar proyectos colectivos de cambio social. Esto se ve fortalecido por la dimensión histórica e identitaria que poseen los conceptos representados que son de carácter convencionalizador, prescriptivo, atribucional y justificatorio de toda acción colectiva. Es decir, las RS compartidas por grupos concretos y determinadas por sus prácticas sociales, son determinantes en su definición ideológica. Muchos movimientos minoritarios como el ecologista, por los derechos sexuales reproductivos, el LGBTTTI, el feminista, entre otros, han construido y compartido representaciones sociales de sus movimientos que determinan contenidos y formas de actuación colectiva.

Llama la atención el fortalecimiento de la corriente cultural en el estudio de las RS, ya que en sus investigaciones conciben tanto el proceso de generación de tales representaciones, como sus productos concretos. Al plantear así la construcción de la realidad que comparten los miembros de grupos, se recupera el importante papel de la memoria, la historia y la actividad colectiva que determina el contenido y la estructura de las RS.

Es relevante la vinculación entre las aproximaciones discursivas y del análisis conversacional con la Teoría de las RS ya que el predominio del estudio estructural de las representaciones, se ve enriquecido con el estudio simbólico y cultural de la utilización del discurso y la conversación intergrupal. También es muy prometedor el análisis conjunto de las RS con las importantes teorías sociales encabezadas por Castoriadis, Vygotsky, Freud, Halbwachs y Bourdieu, entre otros.

En cuanto a los campos de interés o aplicación de la Teoría de las RS sobresalen tres: la educación en cuanto a la modalidad de mediación tecnológica, los roles de los actores sociales y la construcción de conocimientos en el aula; los estudios culturales abordando fenómenos amplios como la migración, el narcotráfico, la identidad nacional, la apropiación de espacios urbanos, entre otros, y la comunicación analizando fenómenos de impacto mediático, recepción crítica del sujeto, fake news y redes sociales.

Finalmente, los métodos utilizados por los investigadores en RS se han enriquecido asimilando nuevas técnicas de obtención de datos, asumiendo que el investigador es un constructor de sentido y que requiere triangular sus hallazgos con otros participantes en el estudio mediante la utilización de diversas herramientas de levantamiento de datos. En este punto es importante reconocer que hay una postura dominante de utilización de aproximaciones cualitativas que aseguran una comprensión más profunda y compleja de los fenómenos estudiados.

A casi 60 años de la inauguración de la TRS en el mundo académico, por parte de Serge Moscovici, se aprecia un vigoroso desarrollo de esta aproximación en México y Latinoamérica.

 

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Marco Antonio González Pérez

Mexicano. Doctor en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid, Especialista en Gestión de Recursos Humanos por el Fondo Social Europeo y la Universidad Autónoma de Madrid y licenciado en psicología por la Universidad Nacional Autónoma de México. Actualmente es docente en la carrera de psicología a distancia en la Universidad Nacional Autónoma de México y es miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel 1. Ha publicado como coordinador, coautor y autor alrededor 21 libros de psicología social, política y educación y tecnología en las editoriales Miguel Ángel Porrúa, Plaza y Valdés, Juan Pablos, UNAM, UAM Iztapalapa e Ítaca. Ha sido líder en proyectos de investigación sobre cultura política en jóvenes mexicanos (financiado por la SEP), representación social de los principales partidos políticos de México (financiado por el ITESM-CEM), memoria colectiva de la izquierda en México (financiado por CONACYT) comercio informal en la Ciudad de México (financiado por CANACO-DF) y discriminación social en México en estudiantes de bachillerato (financiado por CONACYT y SEDESOL).



[1] Investigación financiada mediante el proyecto PAPIIT 302920 de la UNAM