MARCO
ANTONIO GONZÁLEZ
PÉREZ Universidad
Nacional Autónoma de México
mgonzalezp65@gmail.com Recibido 18
agostol 2020 Aprobado 03
noviembre 2020
Publicado 24
marzo 2021 traducción Marco
Antonio González
Pérez Universidad Nacional Autónoma de México |
Nuevas
rutas en el
desarrollo de la teoría de las representaciones sociales Resumen: Este
escrito tiene como propósito presentar algunas rutas que
transitan,
actualmente, los estudios de representaciones sociales, principalmente
en
América Latina, con base en una revisión
documental del estado del arte sobre
el tema. Se observan nociones tradicionales que permanecen inmutables,
otras
que se han transformado y conceptualizaciones novedosas. Se aprecia un
auge de
estos estudios debido a los procesos de cambio social que reclaman una
comprensión psicosocial con orientación
histórica-cultural. La lucha contra el
neoliberalismo ha impuesto un modelo de hacer ciencia social
positivista,
individualista, sin relevancia social, que genera la
búsqueda de
interpretaciones críticas de los fenómenos
representacionales. Se observan
interesantes intentos de vinculación teórica y
aplicaciones relevantes en
campos del conocimiento diferentes, como la comunicación, la
educación y la
ciencia política. Se presentan las formas de
análisis de las representaciones
sociales desde las perspectivas procesual y de producto. Finalmente, se
discute
el devenir de la teoría iniciada por Moscovici y algunos
aspectos relevantes
para tomar en cuenta en el futuro. Palabras
clave:
representaciones
sociales, psicología social, investigación
social, pensamiento crítico. New
routes in the development of social representations
theory Abstract: This
writing has the purpose to present some routes that currently travel
social
representations studies, mainly in Latin America, based on a
documentary review
of the state of the art on the. There are traditional notions that
remain
unchanged, others that have been transformed, and new
conceptualizations. There
is a boom in these studies due to the processes of social change that
demand a
psychosocial understanding with a historical-cultural orientation. The
fight
against neoliberalism has imposed a positivist, individualistic model
of social
science, without social relevance, which stimulates the search for
critical
interpretations of representational phenomena. Interesting attempts for
theoretical
linking and relevant applications are observed in different fields of
knowledge, such as communication, education and political science.
Techniques
of social analysis are presented from the procedural and product
perspectives.
Finally, the evolution of the theory initiated by Moscovici and some
relevant
aspects to take into account in the future are discussed. Keywords: Social
representations, Social psychology, Social research, Critical thinking.
Cómo
citar González, M. (2021).
Nuevas rutas en el desarrollo de la teoría de
las representaciones sociales. Culturales,
9, e560. https://doi.org/10.22234/recu.20210901.e560 |
Sobre
la comprensión de las representaciones sociales[1]
Antes
de iniciar este breve apartado sobre la definición de las
representaciones
sociales (RS), es menester considerar que, el predominio mundial del
neoliberalismo, durante los últimos 40 años, ha
impactado negativamente el
desarrollo de la psicología social crítica en
general y la teoría de las
representaciones sociales, en particular; ya que, como sostienen
autores como
Gjorgjioska y Tomicic (2019), ha establecido formatos de
publicación acordes
con su academia positivista, ha determinado métodos de
investigación y ha
privilegiado investigaciones carentes de valores y de una postura
axiológica
comprometida con la transformación social. El individualismo
sobre lo social,
la hegemonía positivista y la atomización al
estudiar los fenómenos sociales
que ha traído el neoliberalismo ha resultado funesto en el
impulso del estudio
de las RS, en varias regiones del planeta.
En
este mismo sentido, Bettache y Chiu (2019) advierten que
durante las últimas cuatro décadas se ha
constituido una psicología social
infectada con sesgos ideológicos neoliberales, reproductora
de relaciones
sociales basadas en la conformidad con la cultura autoritaria de los
grupos
dominantes. Esta psicología neoliberal acrítica
se observa en la investigación
y práctica psicológicas. Sin embargo, y a pesar
de lo anterior, el estudio de
las RS proveniente de Europa se ha expandido en América
Latina ya que, como
sostiene Guerrero Tapia (2006), las rupturas (hasta cierto punto
revolucionarias) en las subjetividades individuales para generar
subjetividades
colectivas con nuevas representaciones, ocurren, particularmente en
México, en
un contexto de conflicto entre el modelo neoliberal y los movimientos
sociales
colectivistas como el encabezado por el Ejército Zapatista
de Liberación
Nacional.
Urbina
y Ovalles (2018), sostienen que los estudios sobre
las RS encontraron tierra fértil en América
Latina, debido a que es un lugar
con una amplia riqueza cultural y una situación social
problemática que exige
una comprensión crítica de los
fenómenos sociales. Los estudios en esta área se
han incrementado y diversificado en temas y métodos. En lo
que se refiere a
temas, en primer lugar, están los estudios orientados a la
sociedad-política y
economía con 30 %, educación 20 %, salud y
enfermedad 14 %, desarrollo humano
11 %, comunidades humanas 9 %, trabajo 8 % y ciencia y saber
académico 8 %.
Definición
de las representaciones sociales
Como
es
bien sabido, las RS se refieren al saber del sentido común
que se construye
grupalmente desde la cotidianeidad y que se diferencia plenamente del
saber
científico. De acuerdo con Jodelet (2018), las RS son una
guía para la acción e
interpretación de la realidad, proporcionan, por lo tanto,
un sistema de
significados que orientan comportamientos y el establecimiento de
relaciones
sociales. Las representaciones definen, también, el tipo de
relación que los
grupos mantendrán con otros colectivos, cuidando su
cohesión y expresión
propias.
La
misma autora señala que las RS se construyen a partir del
lenguaje y que, en tanto expresión simbólica,
provee una guía de decodificación
y categorización que se vehicula a través de la
expresión e intercambio de
discursos, en el medio de interacción social.
Banchs
(2004) sintetiza la importancia de la teoría de las
representaciones sociales, para la disciplina psicosocial:
Con
las Representaciones Sociales se inaugura una nueva
Psicología Social. Se trata
de una disciplina crítica, con sentido
histórico-social, en la cual este último
adjetivo se refiere tanto a: a) las condiciones de
producción de las
representaciones (medios de comunicación social,
interacción cara a cara,
comunicación, lenguaje) como a b) las condiciones de
circulación de las
representaciones sociales (intercambio de saberes y
ubicación de las personas
en grupos naturales y de los grupos sociales naturales en contextos
sociales
particulares dentro de una estructura social) y c) funciones sociales
(construcción social de la realidad en el intercambio
social, desarrollo de una
identidad personal y social, búsqueda de sentidos o
construcción del
conocimiento del sentido común) (p.53).
En
cuanto a la construcción de representaciones sociales,
Jodelet (2018) expresa que es importante considerar que las RS son
creadas por
medio de una relación entre sujetos sociales
epistémicos y un objeto que puede
ser un fenómeno de interés, un ser humano, un
ente social o formar parte del
universo ideal o material. De la relación entre sujetos de
un mismo grupo
social surgen representaciones sociales que tienen una
función de expresión de
la identidad grupal. Al edificar una RS específica se le
otorga un estatus
simbólico.
Desde
un plano más amplio, se puede entender que las RS
pertenecen a una dimensión cultural (valores, sistemas de
pensamiento, normas
grupales) que determina cómo se producen y la forma en que
circulan; el
lenguaje y sus canales de comunicación social; el contexto
propiamente
ideológico en el que se muestra la pertenencia social de los
sujetos y las
prácticas sociales del grupo.
Lo anterior es
claramente observable en la actual situación de
polarización política que vive
México, en la cual los objetos de representación
social que alimentan el
conflicto discursivo y mediático (apoyos sociales a grupos
minoritarios,
extinción de fideicomisos, estrategias de combate a la
pandemia, compra de
medicinas, entre otras) son propias de grupos sociales que comparten
ideologías
que construyen socialmente su realidad.
Abordando
la construcción de las representaciones, en tanto
productos, sobresale el lenguaje y los símbolos, la
estructura que la integra,
los contenidos de información, su lógica interna,
su utilidad práctica y la
experiencia grupal que la determina.
El
estudio de las RS es relevante ya que se constituye en
una aproximación teórica y
metodológica que permite, de acuerdo con Sal (2016)
(…)
identificar la manera en que los integrantes de una comunidad
construyen,
reconstruyen y transforman la realidad social, puesto que es una
herramienta
metodológica que posibilita acceder a las formas
subjetivadas o interiorizadas
de la cultura, a los ámbitos específicos y bien
delimitados de creencias,
valores y prácticas de los actores sociales (p. 39).
Sal
(2016) concibe a las RS como representaciones de
discursos constituidos de manera lingüística, lo
que significa que son los
integrantes de una comunidad específica los que construyen
su percepción de la
realidad al utilizar recursos de lenguaje que incluyen la
semántica, la
sintaxis y el léxico. Es la práctica discursiva
la que, a través de las
conversaciones, utilizando diversos medios (y en la actualidad
cibermedios)
construye la percepción de la realidad grupal. Es
así como las narraciones,
imágenes, argumentos y descripciones constituyen las RS.
Castorina
(2016) plantea que las RS no se indagan dentro de
las cabezas de los sujetos ni en su contexto, sino que debe
determinarse un
grupo social que las comparte y un objeto de representación
determinado. La
representación social, entonces, es conceptualizada
integrando un sistema en el
que participan un sujeto social perteneciente a un grupo, un objeto
constituyente y un contexto socio-histórico-cultural en el
que actúa el grupo
social.
Roussiau
y Valence (2013) sostienen la existencia de dos
tipos de representaciones sociales: aquellas que son
autónomas y que cuentan
con un amplio consenso y coherencia interna, y otras que no poseen ese
nivel de
coherencia y que se apoyan en otras representaciones vinculadas a ella
para ser
comprendidas. Señalan que subgrupos de una misma
población puede tener
representaciones distintas de un objeto si existen diferencias en
criterios
psicosociales. Para estudiar representaciones sociales de conceptos
específicos
es necesario considerar, desde una posición
holística, la existencia de redes,
ya que algunas representaciones son interdependientes y
están vinculadas unas
con otras en términos simbólicos y de
significado. Pueden, incluso, a pesar de
ser RS diferentes, tener un núcleo central común.
Al
respecto se ha podido comprobar que hay representaciones que poseen
núcleos
centrales con elementos abiertamente contradictorios, pero que son
estables a
pesar de ese conflicto. La representación social del
mexicano, en grupo de mexicanos,
incluye elementos como “trabajador” y
“flojo”, “responsable” y
“relajiento”.
Igual ocurre con la representación social de la
política, con elementos como
“democracia” y
“corrupción”.
Accorssi,
Scarparo y Pizzinato (2014) señalan que las RS no
se crean de manera aislada y autónoma, sino que siempre son
el resultado de las
relaciones sociales de un determinado grupo, pero que cuando se
estructuran y
emancipan adquieren una vitalidad propia que hace que se acerquen,
rechacen y
se encuentren con otras RS, pudiéndose crear nuevas
representaciones.
En
la actualidad, sostiene Weisz (2017), hay dificultades
para la consolidación de sujetos colectivos, ya que en los
tiempos actuales
predominan las fluctuaciones permanentes en la sociedad, existen
identidades móviles,
lazos sociales endebles y vínculos cambiantes. Esto permite
la existencia de
representaciones sociales yuxtapuestas y enfrentadas en los mismos
grupos
sociales. Las RS son pensadas, actuadas y dichas. Las representaciones
se
reproducen en la práctica cotidiana en grupos cada vez
más complejos. En este
sentido, se puede poner como ejemplo la diversidad de los colectivos
integrantes de los movimientos feministas en el mundo y las diferentes
conceptualizaciones que los subgrupos tienen sobre su estrategia
política en
sus manifestaciones públicas y su discurso movilizador. Es
evidente que a pesar
de que se manifiestan conflictos en elementos de su RS sobre el
feminismo, los
subgrupos comparten una misma identidad social.
Lo
Monaco; Piermattéo; Rateau y Tavani (2016)
señalan que,
desde el origen de los estudios de las RS, se han desarrollado varias
aproximaciones, siendo las más relevantes, el enfoque
genético-antropológico,
la aproximación socio dinámica, la
aproximación discursiva y el enfoque estructural.
Las
RS, de acuerdo con los autores anteriormente
mencionados, poseen varias funciones. La función generativa
que se encarga de
difundir su significado, la función de
organización que determina la naturaleza
de las relaciones que se establecen entre los elementos de la
representación y
la función de dotar de sentido, con base en la historia
colectiva del grupo, a
la representación misma y a las prácticas
sociales relacionadas con ella. Esta
última función le permite a la
representación ser rígida y poco vulnerable a
los cambios del contexto.
La
Teoría de las RS (TRS) es una aproximación
conceptual y
metodológica que da cuenta de la forma como se constituye y
actúa el
pensamiento social de miembros de grupos concretos.
Lombardo y Monchietti (2015) recalcan que
Moscovici examinó varios aspectos de tal pensamiento como el
abordaje del
conocimiento del sentido común, la
co-determinación proveniente de la
interacción entre el individuo y el grupo social y los
procesos de integración
y cambio de las representaciones.
Para
estos autores las representaciones sociales crean un
mundo simbólico, de códigos comunes, que permite
la comunicación y la cohesión
de los grupos y la práctica social de un determinado grupo.
Rateau
y Lo Monaco (2013) señalan que las representaciones
sociales tienen la característica de dar estabilidad y
controlar el contexto en
el que se mueven los miembros de grupos para asegurar su permanencia y
coherencia. Señalan que:
(…)
aprendemos una realidad ya (re)construida. Se trata de nuestra parte de
herencia social. Luego, nuestras pertenencias a grupos sociales, ya sea
que se
trate de asociaciones, de clubes, de organizaciones profesionales, de
partidos
políticos o de redes sociales, nos llevarán a
modelar nuestra percepción del
contexto (p. 24).
Es
interesante concebir, como lo hacen los autores
mencionados, que las RS no solo permiten fortalecer la pertenencia e
identidad
de los miembros de un grupo, sino que los lleva a distinguirse de los
otros
grupos, a quienes considera distintos. Esta identidad no es producto
del
momento presente, sino que conlleva una historia que ha generado
significaciones importantes para el propio grupo y que se actualiza por
las
transformaciones suscitadas en el objeto de la
representación. Lo
anterior ocurre en grupos ideológicos que han
permanecido durante el paso del tiempo, pero que han tenido que
actualizar su
propia representación social por las transformaciones
sociales y culturales. La
izquierda electoral mexicana es ejemplo de cómo un grupo ha
asumido en su identidad
nociones distintas como el marxismo, el nacionalismo revolucionario, la
lucha
por las libertades democráticas y la lucha contra la
corrupción, como distintos
ejes de su propia representación social.
Para
Reyes-Sosa, Egilegor y Dos Santos, et al. (2019)
las RS definen una serie de principios organizativos para tomar
posición al
respecto de las diversas relaciones intergrupales que establecen los
sujetos
sociales. Los grupos interactúan, entonces, bajo principios
comunes de
comprensión entre ellos. Las RS establecen las bases del
pensamiento social por
medio del conocimiento de tipo ideológico. Torres (2017),
por su parte, afirma
que las RS empoderan a los sujetos al poder para cambiar la realidad
social por
medio del lenguaje, ya que así se manifiesta el pensamiento
social que subyace
a las prácticas sociales.
Maldonado,
González y Cajigal (2019) sostienen, siguiendo
los planteamientos de Abric, que son cuatro las funciones de las RS:
una
función de saber, ya que permite que los sujetos sociales
acudan a los
contenidos de las representaciones compartidas por un grupo y
construyan nuevas
en marcos de conocimiento común; una función de
identidad, ya que al tener RS
comunes, se comparten valores y normas sociales que fortalecen la
identidad del
grupo (las representaciones compartidas guían la
interpretación colectiva ante
la realidad que se les presenta, logrando una relación de
constitución
dialéctica entre la identidad y las representaciones
compartidas); una función
orientadora, ya que prescribe ciertos comportamientos grupales, es
decir, las
representaciones se establecen como guías de
acción; y una función
justificadora, la cual permite a los sujetos sociales, explicar y
comprender a
posteriori las acciones realizadas, al ajustar el
comportamiento a los marcos
normativos de las representaciones. Considerar a la RS como
guías para la
acción ha llevado a Roselli (2011) a establecer que es
importante tener siempre
en mente que la guía es también afectiva y que
tiene características
intuitivas, prelógicas e icónicas. La utilidad
práctica de las representaciones
sociales, sostiene el autor, se da a través de las
prácticas sociales de los
miembros de grupos.
Integración
teórica de las representaciones sociales
A
continuación, se abordará el desarrollo
teórico y disciplinar que ha tenido la
TRS al complementarse y enriquecerse con otras teorías
sociales y aplicando su
análisis a problemáticas estudiadas,
tradicionalmente, por otras disciplinas.
Lo anterior surge porque varios investigadores del área de
las RS se han visto
en la necesidad de integrar su teoría con otras posturas
conceptuales para
fortalecerla desde un punto de vista teórico o
metodológico.
Entre
los psicólogos o científicos sociales cuyos
planteamientos se han recuperado en la teoría psicosocial
están Heider, Piaget,
Vygotsky, Freud y Halbwachs. En la actualidad, tal como lo han
realizado en sus
investigaciones De Alba (2016); Maldonado, González y
Cajigal (2019); Pereira y
Faria (2015); Accorssi, Scarparo y Pizzinato (2014) y
Jiménez (2019), las teorías
de las RS se han vinculado con los conceptos de habitus
de Pierre
Bordieu, el de ideología de Van Dijk, el de subjetividad
social de Fernández
Rey, el imaginario social de Castoriadis, y la teoría de la
memoria colectiva
de Halbwachs, entre otros.
Jiménez-Yañez
(2019) propone una integración teórica muy
interesante entre los conceptos de imaginario social, representaciones
sociales
y memoria colectiva, en la que presenta las tres nociones como
formadoras de
los individuos como sujetos sociales. Observa coincidencias entre
ellas, toda
vez que recuperan la capacidad de creación y
transformación de lo social por
medio de la participación colectiva. El imaginario social
ocuparía el nivel más
general, ya que considera a la sociedad como un todo
orgánico, institucional,
creador de símbolos; las RS construyen simbólica
y socialmente lo real y la
memoria colectiva integra significaciones sociales que mantienen la
identidad
del grupo.
Otra
integración se ha dado a un nivel interdisciplinar ya
que la teoría de las RS, que originalmente se
fraguó en el ámbito de la
psicología social, ha suscitado el interés de
diversos campos de estudios como
la comunicación, la pedagogía, la mercadotecnia,
la ciencia política, la
historia, la antropología, el diseño y la
ingeniería de sistemas. Para que se
realice la integración teórica, Castorina (2016)
sostiene que se debe coincidir
con un marco epistémico fundamentado en principios
ontológicos y
epistemológicos que soportan los planteamientos
científicos conjuntos. Tal
marco tiene una base sociocultural histórica que
guía la práctica científica y
que debe tener nociones similares y complementarias.
Representaciones
sociales y educación
Marková
(2017) resalta la importancia de vincular las RS con la
educación, ya que
recupera el proceso de generación de conocimiento en la
relación tríadica entre
el yo-otro-objeto de conocimiento en la que media una
función semiótica. En esa
construcción del conocimiento, el estudiante tiene dos tipos
de diálogo: con él
mismo con respecto al objeto a representar, a partir de la experiencia
generada
en su vida cotidiana, por medio de sus conocimientos culturales
previos; y el
que ocurre en el proceso formal de aprendizaje académico en
el aula de clase.
Roselli
(2011) vincula las RS con el marco educativo del
aprendizaje colaborativo. Su planteamiento parte del hecho de que
varias
aproximaciones teóricas de corte sociocognitivo, como lo son
la teoría
sociocultural de Vygotsky, el sociocontructivismo de Piaget y la
cognición
distribuida, empatan con el planteamiento desarrollado, principalmente,
por
Moscovici, en el sentido de que se enfocan en la
construcción del conocimiento
a partir de la interacción social.
Lo
anterior, afirman Mazzitelli y Aparicio (2010) da pie a
que puedan utilizarse técnicas didácticas para
apoyar la identificación de RS
dominantes (entendidas como conocimiento previo) para iniciar el
cuestionamiento, la reflexión y la construcción
social y compartida de nociones
científicas.
Retomando
a Vygotsky, Villamañan (2016) plantea que la
teoría sociocultural en educación complementa a
la Teoría de las RS, ya que la
primera considera de manera explícita la
determinación de la clase social en la
construcción de representaciones. El reconocimiento de
Moscovici de la
determinación histórica, ideológica,
económica y cultural de las
representaciones fundamenta la vinculación
teórica propuesta.
Otro
ámbito educativo que se vincula con las RS es el
llamado B-Learning. En este sentido, Padilla y Silva (2017)
señalan que la
tecnología utilizada en la educación a distancia
se ha convertido en un espacio
constructor y mediador de RS. Resaltan el hecho de que las
tecnologías cambian
de manera incesante produciendo innovaciones permanentes que requieren
construcciones representacionales nuevas del rol del profesor y del
alumno (y
también de la misma mediación y sus objetos de
conocimiento).
En
esa misma línea de la educación a distancia,
Marchisotti,
Oliveira y Lukosevicius (2017) señalan que en Brasil se ha
construido una
representación social del modelo educativo a distancia, que
tiene como
principales términos descriptores la facilidad, la
flexibilidad, la
conveniencia y la practicidad para tomar cursos. Estos autores
concluyen que la
modalidad a distancia se ha asumido como una oportunidad para aquellos
que,
estando en el mercado laboral, pueden mejorar sus habilidades y
también para
los que se les dificulta tener contactos cara a cara, pero que tienen
disciplina para aprender por sí mismos. Se concluye que esta
RS facilita la
comprensión del modelo a distancia ya que apoya a entender
las posibilidades de
aprendizaje utilizando tecnología.
Accorssi,
Scarparo y Pizzinato (2014) vinculan dos teorías
importantes: la pedagogía de la liberación de
Paulo Freyre y la de las RS de
Moscovici. Para estos autores, ambas construcciones teóricas
comparten
elementos comunes: son lecturas críticas de la sociedad,
tienen una vocación
transformadora, presentan una postura dialéctica, valoran la
determinación de
las interacciones sociales en la construcción de la
realidad, establecen rutas
para el cambio social y se enfocan en las minorías que
rompen con la
estabilidad y reproducción sociales impulsadas por los
grupos dominantes.
Las
autoras Cuevas y Mireles (2016) señalan que, en el
ámbito educativo, se han realizado investigaciones para
reconocer las RS de los
alumnos, los profesores y las prácticas de ambos, pero poco
se han indagado las
representaciones de los padres de familia y de los administradores de
las
instituciones educativas, quienes juegan un papel determinante en las
políticas
de los centros educativos.
Al
realizar un análisis de las investigaciones sobre las RS
en el área educativa llevadas a cabo en México,
Cuevas y Mireles (2016)
concluyen (y esto puede ser aplicable a las investigaciones sobre RS en
general) que es necesario fortalecer dichos estudios en cuatro
aspectos: 1.
Hacer claro el vínculo de los objetos de la
representación como construcción de
sujetos implicados en prácticas sociales concretas. 2.
Establecer una
distinción entre el producto de las representaciones
sociales y la descripción
de las prácticas sociales que las generan. 3. Hacer claro el
método utilizado
para analizar e interpretar la información concreta obtenida
en el proceso de
investigación y las categorías de
análisis utilizadas, y 4. Acudir a las
fuentes originales en el idioma en el que fueron escritas, dando paso a
una
ampliación y mayor fundamentación
teórica.
Representaciones
sociales y cultura
Una
interesante integración teórica en las
investigaciones sobre RS se da con los
estudios culturales (postura que desde hace muchos años ha
liderado Denise
Jodelet). Banchs (2004) sostiene que es importante que los estudios
sobre RS
tengan una aproximación hermenéutica y
cualitativa con vínculos con la
filosofía, sociología y
lingüística desde un enfoque cultural e
histórico. La
autora propone estudiar las representaciones más como un
fenómeno instituyente
y no tanto como un producto instituido.
Una
reflexión similar la presenta Marková (2017)
cuando
señala la necesidad de estudiar la cultura desde la psique
humana, con base en
un método propio psicosocial-cultural, y considerar al alter
o al otro
cultural como fundamental en la construcción de las
representaciones. Tal
esfuerzo se fundamenta en varias características de la
Teoría de las RS: el ser
humano en diálogo con el otro, el carácter
transformador y crítico en la
construcción de la realidad, el enfoque
dialéctico para generar cambio social,
el abarcar ampliamente lo social, el estar en contradicción
con las ideologías
dominantes y la importancia que tienen las minorías
generadoras de cambio
social en sus esquemas explicativos.
Representaciones
sociales y representaciones dialógicas
Sal
(2016) sostiene que la existencia de comunidades de práctica
permite generar
diálogos y argumentos que vehiculan las RS de
grupos específicos (con toda su carga ideológica)
y que pueden evidenciarse y
asimilarse. Para este autor, tanto las representaciones discursivas
(originarias del llamado “giro
lingüístico” en ciencias sociales) como
las RS
que se construyen en la práctica de grupos socioculturales
se reproducen y
difunden tanto a través de medios de comunicación
tradicional como digitales.
Es la ideología la que determina qué valores y
normas sociales son las
correctas para ser compartidas de forma intragrupal.
Sobre
el mismo tema, Batel y Castro (2018) hacen hincapié en
las relaciones entre la Teoría de las RS y la
psicología discursiva, en
particular sobre la importancia que tiene la comprensión de
la construcción y
transformación del sentido en el cambio social. Desde la
psicología discursiva
el interés recae en lo que les ocurre a los sujetos sociales
en interacción
para convertir lo interno en externo. Esta postura se enfoca hacia la
acción y
no hacia la cognición. Para la TRS los conceptos
representados surgen de la
relación entre el yo y los otros, a partir de la
interacción y la comunicación,
y es así como lo externo se internaliza. Por estas razones
de similaridad y
complementariedad, los autores sostienen que ambas teorías
pueden vincularse en
estudios comunes.
Otro
enfoque interesante es el que vincula el marco teórico
de las representaciones sociales con teorías de la
comunicación como el
encuadre o framing. Reyes-Sosa,
Egilegor, Dos Santos, et al. (2019) realizan un
estudio sobre el manejo
noticioso del narcotráfico en Sonora, México,
e identifican los esquemas de análisis que imponen los
medios para la
interpretación de las noticias. En este caso mencionan los
esquemas del
conflicto, de las consecuencias de tipo económico, de
atribuciones de
responsabilidad, de moralidad y de interés sobre lo humano.
Este
predominio discursivo de los medios pocas veces es
cuestionado en los estudios de comunicación, así
que los autores se basaron en
la recepción noticiosa del sujeto social, indagando sus RS
sobre el
narcotráfico,
partiendo del hecho de que las
representaciones emergen y son compartidas por sujetos que
interactúan entre sí
en la vida cotidiana y que es conocimiento práctico,
crítico y analítico al ser
un producto del diálogo racional que culmina en una
construcción llena de
sentido. No ocurre la asimilación automática del
contenido mediático.
El
método en el estudio de las representaciones sociales
Prácticamente,
desde sus inicios ha habido un debate sobre los métodos de
investigación más
acordes con los postulados de la teoría. La corriente
cultural sostiene que los
métodos adecuados son los comprensivos que son propios de la
investigación
cualitativa. Hay otras posturas que afirman que la
utilización de métodos
estandarizados o de investigación de laboratorio, de corte
cuantitativo, son
los más pertinentes.
Un
excelente resumen de la riqueza metodológica utilizada en
los estudios sobre
RS, lo presenta Banchs (2004), al referirse al trabajo investigativo de
Moscovici de quien afirma:
Parece seguir las
exigencias básicas de la Ciencia
Moderna pero de una manera bastante heterodoxa: riqueza de fuentes
bibliográficas, apoyo sobre autores de la
tradición clásica, enfoque
pluridisciplinar (antropólogos, psicólogos,
lingüistas, psicoanalistas),
combinación de técnicas de recolección
y análisis de datos tanto cuantitativas
como cualitativas, uso de un lenguaje metafórico y, no pocas
veces, poético,
reconocimiento de la relatividad de la objetividad
científica, es decir, de la
participación del autor en la construcción del
objeto de estudio, método,
técnicas y textos, postura crítica (p.40).
Weisz
(2017) señala, por su parte, que las representaciones
no pueden ser solo reconocidas por el grupo social estudiado, sino que
debe
considerarse un proceso de su co-construcción en la que
participa el
investigador y los sujetos sociales, en el que median instrumentos de
investigación específicos.
Autores
como Mireles-Vargas (2015) aseguran que, para
reconocer la amplitud de las representaciones, es menester establecer
una
estrategia plurimetodológica con diversos instrumentos
investigativos. Ferrara
y Friant (2016) desarrollaron un modelo plurimetodológico
con base en cuatro
estrategias de recolección de datos: preguntas cerradas,
abiertas y evocación jerarquizada;
prueba de reconocimiento de objetos; preguntas abiertas y
técnicas de
substitución de espacios en blanco. Refieren los autores
que, para el análisis
de los resultados, se pueden llevar a cabo cuatro tipos de
técnicas muy
utilizadas en los estudios de representación social: la
técnica de
substitución, en la que miembros de un grupo responden como
si pertenecieran a
otro colectivo; la verbalización en el reconocimiento
gráfico de objetos; las
preguntas abiertas y las pruebas de evocación como la
asociación libre de
palabras.
Por
su parte, Caillaud, Doumergue, Préau, Haas y
Kalampalikis (2019) sostienen la importancia de combinar
métodos diferentes,
con el propósito de contrabalancear la dominación
de un solo método en los
estudios de representaciones. A esa técnica se le conoce
como triangulación.
Afirman que los resultados emanados de la utilización de la
triangulación deben
servir para combinar resultados y no solo acumularlos. Este equipo de
investigación reflexiona sobre el hecho de que cada
método de investigación
plantea un tipo específico de encuentro simbólico
entre la parte observadora y
la parte observada. En todo método de
investigación se establece una relación
entre investigador e investigado y se formaliza un tipo
específico de comunicación
entre ambas partes.
Son
varias las técnicas de investigación que se han
desarrollado en los estudios de RS. Las más sobresalientes,
de acuerdo con
Mazziteteli y Aparicio (2010), son las técnicas de
asociación libre de
palabras, las técnicas de jerarquización y
evocación, el análisis de contenido,
el análisis del discurso, el análisis de mensajes
mediáticos, el uso de escalas
de tipo Likert o diferenciales semánticos, las entrevistas y
los cuestionarios.
La
división de técnicas de recolección de
datos utilizadas
en los estudios con orientación cultural de las RS se
agrupa, de acuerdo con
Banchs (2004) en dos grandes formulaciones: la recolección e
interpretación
cualitativa de datos y la triangulación en la que se
combinan técnicas,
interpretaciones teóricas y discusión de datos,
lo que garantiza la
confiabilidad interpretativa de los investigadores.
Proceso
y producto en la construcción de representaciones
sociales
Una
de
las características importantes de las RS es que es tanto el
proceso de su
creación como el producto objetivado del referido proceso,
es decir, es tanto
la representación instituida como la
representación instituyente. Banchs (2004)
los llama pensamiento procesual constituyente y pensamiento
constituido, que
tiene una concreción estructural. Las RS, como
construcción social del
conocimiento de la vida cotidiana estudian y describen el universo de
objetos
con significado que envuelven el mundo intersubjetivo. Es por medio de
la
interacción social y actividades concretas como se
construyen las RS
compartidas por un colectivo específico.
Estos
procesos, como menciona Banchs (2004), pueden ser de
dimensión social donde los contenidos son parte de un medio
de interacción
intergrupal o ideológica, o bien son de dimensión
individual en el que sujeto
construye sus RS en términos de objetivación y
anclaje y que se manifiestan en
estructuras conformadas por un campo representacional o en una
expresión
discursiva.
Roselli
(2011) apunta que las RS son, en esencia, un
pensamiento procesual constituyente que es mediatizado por la
interacción
social. Esta característica de construcción
sociocultural de pensamiento es la
que la distingue de la aproximación cognitiva que entiende
la representación
solo como un producto.
La
diferenciación entre proceso de
constitución de las RS y su objetivación en un
producto concreto no debe ser
entendida como la existencia de elementos teóricos
diferenciados. Jodelet
(2018) argumenta que, para reconocer la integración de la
subjetividad a la
dimensión sociocultural histórica, es necesario
indagar ambos elementos que
determinan la interpretación del modo de vida de los
miembros de determinado
grupo social.
De
acuerdo con Castorina (2016) existen tres instancias en
las investigaciones psicosociales que se fundamentan en la
teoría de las RS: un
nivel empírico, un nivel teórico y otro
meta-teórico. Estas instancias incluyen
procesos y productos en cada una de ellas. Para González
(2013) esas instancias
estarían incluidas en los siguientes niveles de estudio de
las representaciones
sociales: 1. La teoría de las RS como una teoría
social del conocimiento
(instancia meta teórica), 2. La representación
social como proceso
sociocognitivo (instancia teórica) y 3. La
representación social como producto
(instancia empírica).
En
el primer nivel ocurrirían los procesos de
construcción
comunicativos y el producto son los contenidos existentes en el mundo
intersubjetivo. En el segundo nivel los procesos sociocognitivos son,
fundamentalmente, la objetivación y el anclaje, y el
producto es el
planteamiento teórico de cómo una
representación social adquiere sentido al
insertarse en una red de conceptos previos. Finalmente, en el tercer
nivel, el
proceso es dotar al objeto de representación de sentido para
el uso de los
grupos sociales y el producto son las características
estructurales del objeto
de la representación (teoría del
núcleo central).
En
cuanto a la construcción de teoría, la
aproximación de
las RS se fundamenta en la construcción activa de lo que
Roussiau y Valence
(2013) identifican como conceptos base: el anclaje y la
objetivación, que
sirven para hacer evidente los procesos intervinientes en la
construcción de representaciones
mediadas por las relaciones sociales, las cuales dan lugar a los
contenidos.
Por un lado, estarían, dialécticamente, procesos
de identificación grupal y por
el otro, productos basados en principios de legitimación
cultural.
En
cuanto a proceso, Castorina (2016) retoma a Moscovici y
sostiene que las representaciones son siempre co-construidas entre el
sujeto y
el otro (que podría ser otro sujeto o miembro de un grupo)
en un contexto de
comunicación social interactiva. Ese sería el
esquema de terciedad de Pierce en
el que intervienen, en la construcción del conocimiento, el
sujeto, el alter
y el objeto. Para indagar el proceso de
constitución de una RS se requiere partir de la
función de interpretación, de
búsqueda de sentido, que todo ser humano activa en sus
relaciones con los
demás, en un contexto de elementos culturales
simbólicos como lo son los
signos, los símbolos y el lenguaje.
En
cuanto a producto, Accorssi, Scarparo y Pizzinato (2014)
sostienen que toda representación es referencial y
constructivista, ya que
remite a objetos concretos, ocupando su lugar y esa posibilidad de
substitución
le permite reconstruir la realidad desde un plano cognitivo, pero
dependiente
de lo histórico y social.
Una
de las características
principales de la RS como producto es la existencia de una estructura
con
elementos pertenecientes al núcleo central y otros,
denominados periféricos,
que lo rodean (Teoría del núcleo central de
Abric). Las RS no cambiarán
mientras los elementos del núcleo permanezcan vigentes. Lo
Monaco, Piermattéo, Rateau, y Tavani (2016)
señalan que alrededor del núcleo,
los elementos periféricos varían en importancia
según la función asignada para
ellos que pueden ser regular al núcleo, hacerlo concreto y
protegerlo. La
importancia de la existencia del núcleo central la plantea
Roselli (2011) ya
que sostiene que esta instancia le da concreción a la
representación, ya que es
producto de un proceso de objetivación que hace existentes y
manejables
conceptos abstractos, transformándolos en
imágenes; organiza el campo
representacional, da estabilización y dota de sentido a la
representación.
Sobre
la existencia del núcleo
central, Lombardo
y Monchietti (2015) vuelven al concepto moscoviciano de campo
representacional
y señalan que, en su estructura, las RS poseen polifasia
cognitiva, que
significa que no hay un consenso total entre los elementos integrantes
de una
representación dada, sino que existen tensiones de ideas,
creencias, actitudes
entre las conceptualizaciones novedosas y actuales y las anteriormente
vigentes.
La
conformación del núcleo central está
determinada, en
primera instancia, por las prácticas sociales de los
miembros de grupos que
comparten una representación social. Es la actividad en un
medio social
concreto la que define la manera en que se organiza el esquema
figurativo de la
representación. Pero yendo aún más
lejos, es posible sostener que la huella
cultural-histórica puede extraerse de la
integración estructural con su núcleo
central y elementos periféricos.
Comentarios
finales
En
esta
revisión se puede observar que existe un fortalecimiento de
los estudios
sociales utilizando la TRS en Latinoamérica, debido a la
compleja y conflictiva
situación de cambios sociopolíticos que vive la
región, ya que muchos de sus
problemas acuciantes como la educación,
alimentación, autoritarismo, salud y
desarrollo económico, requieren ser comprendidos desde una
perspectiva
sociocultural e histórica y la Teoría de las RS
puede aportar en ese sentido.
El debilitamiento de las aproximaciones psicosociales
críticas en el ámbito
académico mundial se ha debido al predominio de una ciencia
social neoliberal
positivista y utilitarista que ha alejado de financiamientos,
publicaciones,
programas académicos, etc., a aproximaciones
críticas que tienden a la
trasformación social. En el sur del continente americano,
como se ha referido,
se están produciendo tensiones y transformaciones
políticas que ponen en duda
el predominio neoliberal de hacer ciencia social.
Al
asimilar a las RS como objetos simbólicos compartidos
intersubjetivamente en espacios de comunicación, por medio
del lenguaje, se
tornan en nociones que pueden sustentar proyectos colectivos de cambio
social.
Esto se ve fortalecido por la dimensión histórica
e identitaria que poseen los
conceptos representados que son de carácter
convencionalizador, prescriptivo,
atribucional y justificatorio de toda acción colectiva. Es
decir, las RS
compartidas por grupos concretos y determinadas por sus
prácticas sociales, son
determinantes en su definición ideológica. Muchos
movimientos minoritarios como el ecologista, por los derechos sexuales
reproductivos, el LGBTTTI, el feminista, entre otros, han construido y
compartido representaciones sociales de sus movimientos que determinan
contenidos y formas de actuación colectiva.
Llama
la atención el fortalecimiento de la corriente
cultural en el estudio de las RS, ya que en sus investigaciones
conciben tanto
el proceso de generación de tales representaciones, como sus
productos
concretos. Al plantear así la construcción de la
realidad que comparten los
miembros de grupos, se recupera el importante papel de la memoria, la
historia
y la actividad colectiva que determina el contenido y la estructura de
las RS.
Es
relevante la vinculación entre las aproximaciones
discursivas
y del análisis conversacional con la Teoría de
las RS ya que el predominio del
estudio estructural de las representaciones, se ve enriquecido con el
estudio
simbólico y cultural de la utilización del
discurso y la conversación
intergrupal. También es muy prometedor el
análisis conjunto de las RS con las
importantes teorías sociales encabezadas por Castoriadis,
Vygotsky, Freud,
Halbwachs y Bourdieu, entre otros.
En
cuanto a los campos de interés o aplicación de la
Teoría
de las RS sobresalen tres: la educación en cuanto a la
modalidad de mediación
tecnológica, los roles de los actores sociales y la
construcción de
conocimientos en el aula; los estudios culturales abordando
fenómenos amplios
como la migración, el narcotráfico, la identidad
nacional, la apropiación de
espacios urbanos, entre otros, y la comunicación analizando
fenómenos de
impacto mediático, recepción crítica
del sujeto, fake news y redes
sociales.
Finalmente,
los métodos utilizados por los investigadores en
RS se han enriquecido asimilando nuevas técnicas de
obtención de datos,
asumiendo que el investigador es un constructor de sentido y que
requiere
triangular sus hallazgos con otros participantes en el estudio mediante
la
utilización de diversas herramientas de levantamiento de
datos. En este punto
es importante reconocer que hay una postura dominante de
utilización de
aproximaciones cualitativas que aseguran una comprensión
más profunda y
compleja de los fenómenos estudiados.
A
casi 60 años de la inauguración de la TRS en el
mundo
académico, por parte de Serge Moscovici, se aprecia un
vigoroso desarrollo de
esta aproximación en México y
Latinoamérica.
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Marco
Antonio
González Pérez
Mexicano. Doctor
en Psicología por la Universidad Autónoma
de Madrid, Especialista en Gestión de Recursos Humanos por
el Fondo Social
Europeo y la Universidad Autónoma de Madrid y licenciado en
psicología por la
Universidad Nacional Autónoma de México.
Actualmente es docente en la carrera
de psicología a distancia en la Universidad Nacional
Autónoma de México y es
miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel 1. Ha publicado
como
coordinador, coautor y autor alrededor 21 libros de
psicología social, política
y educación y tecnología en las editoriales
Miguel Ángel Porrúa, Plaza y
Valdés, Juan Pablos, UNAM, UAM Iztapalapa e
Ítaca. Ha sido líder en proyectos
de investigación sobre cultura política en
jóvenes mexicanos (financiado por la
SEP), representación social de los principales partidos
políticos de México
(financiado por el ITESM-CEM), memoria colectiva de la izquierda en
México
(financiado por CONACYT) comercio informal en la Ciudad de
México (financiado
por CANACO-DF) y discriminación social en México
en estudiantes de bachillerato
(financiado por CONACYT y SEDESOL).