SALVADOR
DE LEÓN-VÁZQUEZ Universidad
Autónoma MARÍA
REBECA PADILLA Universidad
Autónoma Traducción Recibido
|
Periodismo
colaborativo y COVID-19: cobertura de la pandemia en medios digitales
mexicanos Resumen:
Este artículo presenta un análisis interpretativo sobre
la cobertura noticiosa del COVID-19 durante los primeros meses de su aparición
en México, en el marco de una iniciativa de periodismo colaborativo; con el
objetivo de comprender las prácticas de producción informativa desde un rol
cívico del periodismo, en relación con la pandemia. Se aplicaron entrevistas
estructuradas a 26 periodistas de distintos medios y estados del país, la
mayoría de ellos integrantes de la iniciativa #TómateloEnSerioMX contra la
diseminación de información falsa. Los resultados contribuyen a la
comprensión de las prácticas de producción periodística, la construcción de
la agenda informativa y los criterios de noticiabilidad que se despliegan en
la cobertura de la pandemia bajo un esfuerzo colaborativo de medios digitales
independientes.[1] Palabras
clave:
Periodismo;
pandemia; medios de información.
Collaborative Journalism and COVID-19: The Pandemic’s News Coverage in
Mexican Digital Media Abstract: This
article presents an interpretative analysis of the news coverage of COVID-19
during the first months of its appearance in Mexico, in the context of a
collaborative journalism initiative, intending to understand the practices of
news production from a civic role of journalism concerning the pandemic. The
study applied structured interviews to twenty-six journalists from different
media and states of the country, most of whom were members of the
#TómateloEnSerioMx initiative against disseminating false information. The
results contribute to understanding news production practices,
agenda-building, and newsworthiness criteria deployed in the coverage of
pandemics under a collaborative journalism effort performed by independent
digital media. Keywords: Journalism;
pandemics; Information Media.
Cómo citar De León-Vázquez, S. y
Padilla, M. (2021). Periodismo colaborativo y COVID-19: cobertura de la
pandemia en medios digitales mexicanos. Culturales, 9, e623. https://doi.org/10.22234/recu.20210901.e623 |
Introducción
Éste es un análisis interpretativo acerca de la cobertura de la pandemia
por COVID-19 realizada por periodistas de medios digitales mexicanos, durante
los primeros meses de la contingencia. El objeto analítico se construyó
alrededor de una iniciativa de colaboración convocada por el portal informativo
Pie de Página de la Red de Periodistas de a Pie. El estudio está elaborado
desde el punto de vista de los actores, es decir, mediante un acercamiento
respetuoso al mundo social pre-interpretado por los participantes y
posteriormente interpretado por los investigadores (Giddens, 2006; Thompson, 1998). Para ello, se utilizó una aproximación comprensiva-cualitativa, cuyos
fundamentos reconocen que “una de las características de la investigación
social es que los ‘objetos’ que estudiamos en realidad son ‘sujetos’ que por sí
mismos producen relatos del mundo” (Hammersley & Atkinson, 1994, p. 141). Para ordenar teóricamente el trabajo, se tomaron como base las
categorías de la sociología del periodismo (Hernández, 2018), con énfasis en las prácticas que conforman al periodismo colaborativo (Martínez & Ramos, 2020), en el contexto de la emergencia sanitaria.
El 31 de marzo de 2020,
mediante decreto presidencial publicado en el Diario Oficial de la
Federación, fue establecida la Jornada Nacional de Sana Distancia en México
como medida del gobierno federal para contener la propagación del virus
SARS-Cov2. Se ordenó la suspensión inmediata de todas las actividades del país
a excepción de las consideradas como “esenciales”, dentro de las cuales se
encontraba la de los medios de información[2] (Secretaría de Salud, 2020). En este trabajo se explora el periodismo
colaborativo (Calvo, 2013; Ford, Gonzales, & Quade, 2020;
Martínez & Ramos, 2020) que tiene antecedentes en experiencias como:
-
México Leaks[3]
-
Panama Papers[4]
-
Red Rompe el Miedo[5]
-
Verificado19s y Verificado2018[6].
Como estrategia de
acercamiento al fenómeno, se aprovechó la iniciativa #TómateloEnSerioMX,
convocada por la Red de Periodistas de a Pie (Red de Periodistas de a Pie, 2021b). Esta Red es una organización reconocida en el
ámbito del periodismo independiente en México. Además de liderar la formación
de redes de periodistas en gran parte de los estados del país, ha conformado la
Alianza de Medios para la Libertad de Expresión (Ramos & Mendoza, 2021; Red de Periodistas de a
Pie, 2021a), un esfuerzo sinérgico –es decir, coordinado,
cooperativo y participativo– para el ejercicio del periodismo con parámetros de
alta calidad y compromiso cívico.
La iniciativa
#TómateloEnSerioMX reunió a 48 medios digitales de diferentes regiones del
país, los cuales se propusieron generar y dar difusión a mensajes elaborados de
forma coordinada en relación con el brote de COVID-19 en México, así como
realizar labores de verificación de información (Red de Periodistas de a Pie, 2020). En la tabla 1 se presenta la relación de los medios
incorporados a la iniciativa.
Tabla 1
Medios digitales nativos participantes en la iniciativa
#TómateloEnSerioMX.
Nombre |
Dirección web |
Ubicación |
|
Campeche |
|
|
Ciudad de México |
|
|
Ciudad de México |
|
|
Chiapas |
|
|
Quintana Roo |
|
|
Ciudad de México |
|
|
Chiapas |
|
|
Ciudad de México |
|
|
Los Ángeles, California |
|
|
Ciudad de México |
|
|
Indefinida |
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|
Jalisco |
|
|
Quintana Roo |
|
|
Sonora |
|
|
Indefinida |
|
|
Guanajuato |
|
|
Tlaxcala |
|
|
Indefinida |
|
|
Quintana Roo |
|
|
San Luis Potosí |
|
|
Chihuahua |
|
|
Puebla |
|
|
Jalisco |
|
|
Los Ángeles, California |
|
|
Indefinida |
|
|
Puebla |
|
|
Puebla |
|
|
Sinaloa |
|
|
Ciudad de México |
|
|
Oaxaca |
|
|
Jalisco |
|
|
Ciudad de México |
|
|
Puebla |
|
|
Guanajuato |
|
|
Ciudad de México |
|
|
Coahuila |
|
|
Ciudad de México |
|
|
Yucatán |
|
|
Ciudad de México |
|
|
Quintana Roo |
|
|
Indefinida |
|
|
Ciudad de México |
|
|
Veracruz |
|
|
Sinaloa |
|
|
Indefinida |
|
|
Nuevo León |
|
|
Guanajuato |
|
|
Jalisco |
Fuente: Elaboración propia con datos del sitio Pie de
Página (Red de
Periodistas de a Pie, 2020).
Esta iniciativa, al representar un espacio de
confluencia para un conjunto de medios periodísticos bien identificados,
permite aproximarse analíticamente al objeto analítico de estudio. El objetivo de la iniciativa, publicado en el portal Pie de Página, muestra
su disposición para participar en una estrategia motu proprio de
comunicación a favor de la población:
Generar y difundir mensajes coordinados y
verificados sobre las medidas de aislamiento social, sana distancia, cuidados y
protección sanitaria implementadas por el gobierno mexicano ante el incremento
de los contagios en nuestro país, informar de manera puntual sobre los
mecanismos de atención a grupos vulnerables en esta coyuntura (adultos mayores,
mujeres, migrantes, poblaciones con comorbilidades), brindar consejos de
seguridad digital a nuestros usuarios, para no caer en trampas o delitos
cibernéticos en esta emergencia, compartir mejores prácticas de seguridad
sanitaria para nuestros equipos, reporteros y periodistas cubriendo la
emergencia asociada al COVID-19. (Red de Periodistas de a Pie, 2020, p. 1)
Cabe señalar que el sector
de los medios digitales no es el dominante en cuanto a oferta periodística se
refiere. No existen cifras que permitan establecerlo con certeza; una
estimación reciente considera que constituyen el 4.8 % del total de medios de
comunicación con contenidos informativos en México (Márquez-Ramírez & Hughes, 2017). Sin embargo, en términos cualitativos, este sector
ha alcanzado gran reconocimiento en presencia pública, la obtención de premios
regionales, nacionales e internacionales por trabajos y trayectorias, además de
conseguir recursos por parte de diversos organismos para desarrollar proyectos
periodísticos con enfoque democrático (De León-Vázquez, 2018b; Harlow & Salaverría,
2016; Ramos & Mendoza, 2021).
El artículo está
constituido por cinco partes: la primera corresponde a la presente
introducción; en la segunda, se incluyen los antecedentes y formulaciones
teóricas del estudio. La tercera, presenta la estrategia metodológica de
carácter cualitativo centrada en entrevistas semiestructuradas. En la cuarta
parte se muestran los resultados y, finalmente, en la quinta, las conclusiones,
en donde se ofrece una reflexión integral a partir de los datos.
Antecedentes y enfoques
teóricos.
La comunicación de
riesgos y el periodismo colaborativo
Existe un variado conjunto de trabajos sobre el estudio del periodismo en
contexto de crisis sanitaria. Hallin et al. (2020) compararon la cobertura de la epidemia de influenza AH1N1 en tres diarios
de Argentina, Estados Unidos de América y Venezuela, respectivamente;
encontraron que los medios favorecieron los esfuerzos sanitarios de las
autoridades y la contención de alarma en los discursos sobre el virus. Por su
parte, Muñiz (2011), identificó los patrones de consumo de noticias para informarse sobre la
propagación del virus AH1N1. El análisis de la cobertura mediática de la
epidemia de Ébola, en Ghana, realizado por Thompson (2019), muestra la importancia de los medios para difundir información sobre la
salud a una población multilingüe y débilmente alfabetizada.
Existen varios trabajos y análisis realizados
desde diferentes ámbitos para entender la problemática periodística asociada al
brote de COVID-19. Un primer conjunto de trabajos trata los diagnósticos no
académicos, realizados por periodistas y organizaciones civiles, preocupados
por los riesgos asumidos por los informadores al cubrir la pandemia. Tales
riesgos son el contagio, el incremento de la precarización, los abusos
patronales (Morales, 2020; Red de Periodistas de a Pie, 2021c; Red de Periodistas de
Quintana Roo, 2020), y las violaciones a la libertad de expresión (Freedom House, 2020).
Un segundo conjunto trata los estudios
académicos, entre los que es posible identificar cuatro grandes tendencias. En
primer lugar, se encuentran los encaminados a conocer la percepción ciudadana
sobre la enfermedad mediante el consumo de medios (Bratu, 2020; Casero-Ripolles, 2020; A. Hernández, 2020; Khairy, 2019;
Lázaro-Rodríguez & Herrera-Viedma, 2020; Muñiz, 2020). Una segunda tendencia corresponde a los trabajos desarrollados para
identificar las características y los efectos de la información falsa acerca
del COVID-19 (Akintande & Olubusoye, 2020; Elías & Catalan-Matamoros, 2020;
Salaverría et al., 2020).
La tercera tendencia es la representada por los
análisis del rol del periodismo, la agenda informativa y la responsabilidad de
los medios informativos en la producción de noticias sobre la pandemia (Kunelius, 2020; La et al., 2020; Lewis,
2020; Navarro, 2021; Olsen, Pickard, & Westlund, 2020; Papapicco, 2020;
Sharma et al., 2020; Wormer, 2020). La cuarta tendencia se refiere a los estudios
sobre las estrategias que desde la comunicación gubernamental se establecieron
para enfrentar la pandemia (Cárdenas & Pineda, 2021; Llano & Águila, 2020).
Para nuestro análisis
partimos de la premisa de la proliferación de plataformas digitales que permite
el acceso irrestricto a información de una gran cantidad de individuos, quienes
también pueden interactuar con los contenidos que circulan en esas plataformas (Padilla, De León-Vázquez, & Medina, 2019). Esta facilidad de acceso trae consigo el problema
de la desinformación y la sobreinformación, puesto que buena parte de esos
contenidos se producen sin estándares confiables y constituyen un problema en
diferentes escalas, dimensiones y temas, entre los que se encuentra la salud.
Este trabajo está formulado a partir de tres
ejes teóricos: a) la actividad periodística en el sistema de comunicación de
riesgos, b) la proliferación de información falsa, y c) el periodismo
colaborativo. Estos ejes se encuentran articulados debido a que la
proliferación de noticias falsas representa una problemática que los organismos
encargados de la salud pública deben atender, y corresponde a los Estados la
formulación de estrategias de comunicación de riesgos.
Por su parte, al periodismo colaborativo
constituye como una práctica coordinada de diversos equipos de periodistas,
bajo una orientación cívica. Como tal, le corresponde participar a manera de
aliado para apoyar las estrategias de promoción de la salud. Dichas estrategias
forman parte de las acciones de la comunicación de riesgos. Mientras que la
comunicación de riesgos representa un área de especialización integrada a la
disciplina de la salud pública. Su objetivo se orienta a la recuperación de
evidencias y la generación de información que permita identificar el tipo de
acción sanitaria que se necesita para enfrentar los brotes infecciosos, así
como diversas emergencias de salud:
La principal distinción actual entre la
comunicación de riesgos y otras formas de comunicación es que la comunicación
de riesgos facilita una respuesta eficaz a un brote al abordar los desafíos en
el entorno social del brote de enfermedad. Para ello, sustituye la comunicación
unidireccional por un diálogo bidireccional entre las diversas partes
interesadas: tomadores de decisiones, científicos, expertos técnicos, equipos
de respuesta, comunidades, trabajadores de la salud, socios, organizaciones no
gubernamentales (ONG) e individuos; y en los muchos sectores que
inevitablemente están involucrados en la respuesta a los brotes de enfermedades[7] (Gamhewage, 2016, p. 89).
De manera que el periodismo especializado en
salud es una práctica directamente relacionada con las acciones de la
comunicación de riesgos. Su especificidad radica en facilitar la interacción de
los expertos en salud con la ciudadanía, en lo que se refiere a las necesidades
de información.
Montes de Oca & Urbina (2015) indican que este tipo de periodismo genera mensajes noticiosos plurales y
complejos en los que se informa sobre los procesos de salud, los individuales y
los colectivos. Asimismo, sirve para favorecer el intercambio del conocimiento
entre los diferentes actores de la salud pública.
Sin embargo, cabe distinguir junto con Navarro (2021), que en el contexto de América Latina el periodismo en salud es un tema
de cobertura pero no una práctica especializada. En esta región, la
consolidación de la profesión periodística no ha llegado a la especialización
en ese nivel. Por lo regular los periodistas que se encargan de la salud y la
ciencia en los medios generales, lo hacen dentro de un conjunto de asignaciones
de cobertura de las que pueden estar cercanos o distantes, en función de las
coyunturas y las agendas informativas. No hay una regla que permita precisarlo.
Por otro lado, la proliferación de información
falsa o fake news ha sido uno de los debates principales relacionados
con las noticias de la pandemia por COVID-19. Rodrigo-Alsina (2019) plantea que las fake news están incorporadas dentro de otro
problema más complejo: la posverdad. El autor la conceptualiza como una acción
intencionada para obligar a alguien a creer en algo. Esa acción aparece apoyada
por herramientas tecnológicas. Entre las herramientas más usuales se encuentran
los medios sociales, la conformación de algoritmos y la utilización de bots. Un
periodismo ético representa una de las mejores opciones para imponerse sobre
los relatos falsificados.
Esto es porque, de acuerdo con Rodrigo-Alsina (2019, p. 229), “al periodista se le atribuyen unas competencias profesionales y un
código deontológico” que son condiciones de su profesionalización, y exigibles
como parte de su labor informativa. Esto constituye una diferencia sustancial
con otros actores que informan, y que no poseen esa mediación ética en la
producción de sus mensajes.
Con relación al periodismo colaborativo, éste
constituye un tipo de periodismo particularmente convencido sobre ese
planteamiento de ética y responsabilidad cívica. Tiene origen en las
experiencias de periodistas independientes que se organizan en equipos de
trabajo y buscan apoyarse entre sí, utilizando herramientas digitales,
influenciados por la cultura wiki de la colaboración y trabajando en
red. Constituyen una alternativa frente a la gran prensa corporativa,
industrial o mainstream (Calvo, 2013; Celecia, 2019, 2020; De León-Vázquez, 2018a; Ford et al.,
2020; Harlow & Salaverría, 2016; Heft, Alfter, & Barbara, 2019;
Martínez & Ramos, 2020). Los autores Martínez & Ramos (2020, p. 4) proveen la siguiente definición:
Entendemos al periodismo colaborativo como un
proyecto formal o informal, en donde periodistas de diferentes medios de
información, y con frecuencia de diferentes zonas geográficas, unen esfuerzos
para recabar información de interés público, procesarla y distribuirla de
manera conjunta, apoyados en tecnologías de comunicación y en ciudadanos
interesados y/o involucrados con los problemas de la agenda periodística.
El periodismo colaborativo es un fenómeno
emergente en América Latina. Por lo general, es practicado por medios digitales
independientes, con bajo presupuesto y con orientación cívica; se presenta como
alternativa a la gran prensa industrial (Celecia, 2020; Harlow & Salaverría, 2016). Esto es relevante porque la prensa industrial está fuertemente
determinada por las lógicas capitalistas empresariales de mercantatilización de
los espacios y los productos periodísticos (Fishman, 1983; González-Molina, 1990; McNair, 1998; Ramonet, 2011;
Voltmer, 2013).
Los trabajos académicos sobre los medios
digitales alternativos involucrados en prácticas colaborativas otorgan
evidencia de que, debido a sus apuestas de financiamiento –a través de
fondeadoras, fundaciones y agencias internacionales para el desarrollo
democrático–, sus agendas, sus valores noticiosos y rutinas de producción,
privilegian tratamientos periodísticos de responsabilidad cívica, no
necesariamente regidos por las determinaciones mercantiles de la prensa
industrial, y en ese sentido, más cercanos a las problemáticas ciudadanas (Celecia, 2020; De León-Vázquez, 2018b; Martínez & Ramos, 2020;
Salaverría, Sádaba, Breiner, & Warner, 2019).
Estas experiencias también pueden ser
comprendidas como comunidades profesionales de práctica (Meltzer & Martik, 2017). Los periodistas que participan en proyectos colaborativos se asumen como
una comunidad que comparte valores, ideales, formas de ejercer su profesión,
incluso una actitud crítica frente a las características de la prensa
industrial. En el caso de México, está también implicada de una forma de
clientelismo político conocida como “oficialismo” (Bohmann, 1994; Hallin, 2000), contra la cual se posicionan los periodistas que asumen este tipo de rol
cívico (Martínez & Ramos, 2020).
Metodología
La investigación tiene una orientación interpretativa-comprensiva, y fue
conducida bajo la pregunta ¿Cómo conciben los periodistas su práctica en la
cobertura de la pandemia por COVID-19, en el marco de una experiencia
colaborativa en México? Para esta investigación se ha tomado como punto de
partida la iniciativa #TómateloEnSerioMX mencionada párrafos atrás. Se utilizó
la entrevista semiestructurada, en la que se plantean preguntas definidas y
ordenadas en un instrumento conocido como guía de entrevista. La guía se aplica
por igual a todos los sujetos del estudio (Díaz-Bravo, Torruco-García, Martínez-Hernández, & Varela-Ruiz, 2013). Para este caso se formuló una guía de entrevista organizada en cuatro ítems:
Las entrevistas fueron
auto administradas a través de un formulario en línea. Uno de los
investigadores estuvo asistiendo de manera remota a los entrevistados –en ese
momento permanecía el confinamiento social– entre abril y julio de 2020. Las respuestas
fueron analizadas mediante las categorías de rutinas de producción periodística
y valores noticiosos procedentes de la perspectiva de sociología del periodismo
(Schudson, 1997), en articulación con las condiciones de la
emergencia sanitaria. La manera de convocar a los participantes fue a través de
contacto directo por medio de los datos de contacto provistos en sus sitios web,
y obtuvo respuesta positiva de 26 periodistas. Los participantes se
distribuyeron en 15 entidades federativas, como puede observarse en la Tabla 2.
Los datos fueron anonimizados para respetar la confidencialidad de los
periodistas.
Tabla 2 |
||||||
Clave |
Género |
Ubicación |
Puesto |
Edad |
Experiencia |
Otra actividad |
|
|
|
|
Años |
|
|
E1 |
Femenino |
Aguascalientes |
Reportero |
31 a 40 |
6 a 10 |
Ninguna |
E2 |
Femenino |
Aguascalientes |
Reportero |
41 a 50 |
20 + |
Otra profesión |
E3 |
Femenino |
Baja California |
Reportero |
18 a 30 |
6 a 10 |
Otra profesión |
E4 |
Femenino |
Baja California |
Reportero |
41 a 50 |
20 + |
Otra profesión |
E5 |
Femenino |
Baja California |
Reportero |
41 a 50 |
20 + |
Negocio propio |
E6 |
Femenino |
Baja California |
Reportero |
31 a 40 |
6 a 10 |
Productora agrícola |
E7 |
Femenino |
CDMX |
Reportero |
31 a 40 |
11 a 15 |
Ninguna |
E8 |
Femenino |
CDMX |
Directivo |
31 a 40 |
11 a 15 |
Gestor de contenidos |
E9 |
Femenino |
Chihuahua |
Reportero |
41 a 50 |
20 + |
Ninguna |
E10 |
Femenino |
Coahuila |
Reportero |
41 a 50 |
20 + |
Negocio propio |
E11 |
Femenino |
Guanajuato |
Reportero |
18 a 30 |
1 a 5 |
Negocio propio |
E12 |
Femenino |
Querétaro |
Directivo |
31 a 40 |
16 a 20 |
Docencia |
E13 |
Femenino |
Quintana Roo |
Reportero |
18 a 30 |
6 a 10 |
Ninguna |
E14 |
Femenino |
Tamaulipas |
Reportero |
41 a 50 |
20 + |
Ninguna |
E15 |
Femenino |
Tamaulipas |
Directivo |
51 + |
16 a 20 |
Construcción |
E16 |
Femenino |
Veracruz |
Reportero |
41 a 50 |
20 + |
Docencia |
E17 |
Femenino |
Yucatán |
Reportero |
18 a 30 |
1 a 5 |
Ninguna |
E18 |
Masculino |
Oaxaca |
Reportero |
31 a 40 |
16 a 20 |
Negocio propio |
E19 |
Masculino |
CDMX |
Reportero |
51 + |
20 + |
Docencia |
E20 |
Masculino |
Sinaloa |
Editor |
51 + |
20 + |
Docencia |
E21 |
Masculino |
Veracruz |
Productor de contenidos |
41 a 50 |
20 + |
Docencia |
E22 |
Masculino |
Puebla |
Directivo |
31 a 40 |
11 a 15 |
Docencia |
E23 |
Masculino |
Baja California |
Reportero |
31 a 40 |
6 a 10 |
Corrección de textos |
E24 |
Masculino |
San Luis Potosí |
Directivo |
51 + |
20 + |
Negocio propio |
E25 |
Masculino |
Jalisco |
Editor |
31 a 40 |
16 a 20 |
Docencia |
E26 |
Masculino |
Quintana Roo |
Editor |
31 a 40 |
6 a 10 |
Otra profesión |
Fuente: elaboración propia
Resultados
Los datos de la Tabla 2 nos muestran diferentes características de los
periodistas participantes. Se observa que la mayoría son mujeres; un total de
17, frente a nueve hombres. Por ser un estudio cualitativo no debe considerarse
que la distribución de este conjunto es representativa de la población de
periodistas de los medios digitales en México[8]; por
lo que su utilidad es meramente descriptiva de los rasgos de los participantes.
En relación con su actividad laboral,
encontramos que 17 entrevistados fungían como reporteros, cinco como
directivos, tres eran editores y uno era productor de contenidos. Si
relacionamos ambas características, se observa que 14 reporteras son mujeres,
mientras que sólo hay tres hombres que hacen labor reporteril. También se
muestra que tres mujeres y dos hombres ocupan puestos directivos. Los editores
y el productor de contenidos son todos hombres. Aunque estos datos son
insuficientes para evaluar las condiciones de género, como se aclaró antes, es
conveniente considerar que trabajos elaborados con perspectiva de género, como
el de Lagunes & Celestino (2015), indican que un mayor porcentaje de mujeres ocupa los puestos no
directivos en los medios informativos.
En lo que se refiere a la edad, la mayor parte
de los entrevistados tienen más de 30 años; mientras que más de la mitad han
ejercido la profesión durante más de 10 años. En ese sentido, es posible
considerar que el grupo presenta estabilidad y experiencia en la práctica del
periodismo, pues habitan consistentemente ese mundo social (Pereira, 2010).
La última columna de la Tabla 2 ofrece datos
sobre la combinación del ejercicio del periodismo con otras actividades
profesionales. Este aspecto constituye un debate en el caso de los medios
digitales alternativos, ante la discusión de su reconocimiento como periodista
cuando se incursiona en otras actividades laborales. Esa condición profesional
ambivalente suele adquirir relevancia, particularmente, en los casos de
violencia contra periodistas, cuando las autoridades se muestran renuentes a
relacionar las agresiones con su actividad informativa (Brambila, 2018; De la Rosa & Salgado, 2020; De León-Vázquez &
González, 2020). En este caso, se observa que la mitad se dedican solamente al periodismo
o lo combinan con la docencia, mientras que la otra mitad sí tiene otro tipo de
actividades laborales o profesionales distintas al periodismo.
Los datos recabados para esta dimensión
demuestran que los participantes se encuentran conformados de forma diversa:
son mujeres y hombres que se ubican en diferentes emplazamientos geográficos,
ocupan distintos puestos laborales, hay una distribución amplia respecto a su
edad, así como del tiempo de experiencia en el ejercicio de su profesión. Estos
aspectos significan distintas posiciones y visiones dentro de la estructura de
la producción informativa con referencia a la cobertura de la pandemia.
a)
Prácticas de producción periodística: cubrir
las noticias en pandemia, desafíos y riesgos
Las primeras fases del confinamiento ordenado por el Estado mexicano para
mitigar la pandemia plantearon desafíos para el trabajo periodístico. Los
hallazgos de esta investigación muestran que parte de las prácticas de
cobertura periodística se transformaron durante este periodo, en relación con
la normalidad de las rutinas de producción noticiosa. Aún no se puede saber en
qué medida esos cambios pueden llegar a ser permanentes. Uno de los aspectos
fundamentales de ese cambio fue el trabajo a distancia.
Los entrevistados reconocen que el
confinamiento social modificó aspectos de las rutinas de recopilación de
información, al limitar los recorridos por las fuentes informativas. Esto
redujo significativamente la co-presencia de los periodistas y sus informantes
durante los primeros meses de la pandemia en México. La relevancia consiste en
que trasladó el atestiguamiento directo de los acontecimientos –en tanto que el
periodista se inviste con este privilegio para auscultar lo público (Bernier, 2005)–, al atestiguamiento mediado por los dispositivos y plataformas de
comunicación a distancia.
Reportear desde casa, frente a las pantallas,
apuntó a disminuir la capacidad de agencia de los periodistas, al reducir las
oportunidades de confrontar y cuestionar directamente a los representantes de
las fuentes informativas. Tal aspecto, contribuyó a que las agendas
institucionales permanecieran por encima de las agendas noticiosas en la
cobertura, no sólo de la pandemia, sino de prácticamente todos los asuntos
públicos durante el periodo del confinamiento. Un ejemplo ilustrativo lo
proporciona uno de los entrevistados, al referirse a las estrategias de sus
fuentes para difundir información durante la cuarentena: “la comunicación con
las fuentes de gobierno locales no ha sido abierta, han optado por videos en
donde no hay apertura a las preguntas. Es un canal de comunicación
unidireccional” (Entrevista con E6[9]).
Esta situación fue enunciada recurrentemente en
las entrevistas, aunque de diferentes maneras e implicaciones: el uso del
confinamiento social como pretexto para la falta de transparencia, el
incumplimiento en los procedimientos y tiempos institucionales, el hermetismo
sobre temas delicados, el uso de recursos digitales para difundir información a
modo ante la imposibilidad de los periodistas de cuestionar las declaraciones
en el momento, así como la dificultad de establecer contacto con los
informantes, entre las principales. Pero en todos los casos, sugiere que uno de
los riesgos del distanciamiento social para la labor periodística fue la
aparición de vacíos de información que podrían dar paso a la diseminación de
noticias falsas.
Como ocurrió en los demás órdenes de la vida
social, los periodistas tuvieron que replantear algunas de sus prácticas ante
esa exigencia de quedarse en casa. El periodismo colaborativo permitió
solventar algunos de los problemas mediante la cooperación. De acuerdo con los
entrevistados, la colaboración consistió, principalmente, en enlazarse entre sí
para compartir, de primera mano, información relativa al COVID-19. Esto
permitió desplegar una red de reporteros locales en diferentes estados, y así
tener la posibilidad de contrastar la información entre regiones, así como con
la proveniente de las fuentes de jerarquía nacional. Este ejercicio coincide
con los estudios previos sobre la práctica del periodismo colaborativo.
Bajo la nueva condicionante de migrar el
trabajo reporteril a los dispositivos y plataformas digitales, el reconocido
contrato implícito entre fuentes y reporteros –una relación simbiótica– se
mantuvo, para los entrevistados, como la estructura principal del acceso a los
datos. Esa relación representa el vínculo por el cual permanece la confianza
entre los actores, aun sin la interacción cara a cara. En una de las
entrevistas, una reportera lo sintetiza de la siguiente manera: “me baso en mis
relaciones con los actores políticos y privados para contactarlos vía
telefónica, además de dar seguimiento a las transmisiones en vivo que hacen en
redes sociales o comunicados” (Entrevista con E4).
A la par, en algunos ámbitos la cobertura
periodística permaneció de manera presencial. Esto se debió, por una parte, a
que la orden presidencial por la que se decretó el confinamiento en marzo del
2020 exceptuaba a las actividades consideradas “esenciales”, entre las que se
encontraban las labores de los medios noticiosos, dada la importancia de
mantener informada a la ciudadanía durante la contingencia (Secretaría de Salud, 2020).
Por otra parte, obedeció a que ocurrieron
actividades que exigieron la cobertura presencial, por ejemplo: las protestas,
el seguimiento de las penurias de los ciudadanos para conseguir oxígeno, las
historias específicas de los contagios y, por supuesto, las ruedas de prensa y
otros eventos mediáticos convocados por las instituciones. En esos casos, los
periodistas establecieron protocolos de seguridad sanitaria, casi siempre de
manera personal, pues la mayoría de los medios no otorgó equipo necesario para
preservar la salud. Al respecto, en una entrevista se señala lo siguiente:
En caso de protestas, incidentes de seguridad u
otros eventos que requieran presencia física, primero trato de corroborar con
otros medios o con colegas y después me presento. No cuento con equipo de
seguridad. Cabe mencionar que la jefatura de información no me ordena salir, yo
lo hago por iniciativa propia para conseguir la información (Entrevista con
E17).
Si bien, en el discurso el entrevistado disculpó
a la jefatura y asumió el riesgo de sus salidas, no por ello el medio queda
exento de la responsabilidad de proveer seguridad a sus trabajadores en el
ejercicio de sus labores. En un sentido más profundo, la entrevistada se obliga
a sí misma a hacer la cobertura física de ciertos acontecimientos, no porque
sea temeraria, sino porque ha interiorizado en su práctica las exigencias de la
profesión, materializadas en los criterios organizacionales de los medios
informativos para contar con la información de primera mano (De León-Vázquez, 2003). De manera que la discusión escala de una decisión individual a las
exigencias organizacionales implícitas en las expectativas que se tiene de los
reporteros (Hernández, 1992). Según la teoría, es posible que algunas de estas exigencias
organizacionales se pongan en pausa ante la emergencia sanitaria, cuando las
condiciones extraordinarias del contexto rearticulan las rutinas de producción
periodística (Berkowitz, 1992), pero no ocurre así en todos los casos.
Esta situación fue frecuente entre los
participantes, al revelarse como una dimensión nueva de la precariedad y
desprotección social a la que se enfrentan los periodistas[10]. En
los primeros meses de pandemia en México, se reconoció la actividad periodística
como una de alto riesgo por el contacto personal y la presencia en actividades
que congregan a una gran cantidad de individuos. La mayoría de los periodistas
independientes se encuentran fuera del esquema de seguridad social, lo que
implica un riesgo mayor en caso de contraer el COVID-19. A finales del mes
julio de 2020 se registraban en México 18 fallecimientos de informadores
relacionados con el COVID-19 (Villa, 2020).
b)
Agenda y noticiabilidad
Se solicitó que los periodistas participantes indicaran cuáles temas y
subtemas adquirieron preponderancia para su medio informativo en la cobertura
de la pandemia. También se les pidió evaluar los criterios de noticiabilidad o
valores noticiosos. El punto de partida para esta dimensión fue la suposición
de que el COVID-19 fue uno de los grandes temas, si no es que el más
importante, en los mensajes periodísticos en todo el mundo. Sin embargo, no se
trata de un tema monolítico, la Tabla 3 enlista los principales subtemas que
los entrevistados reconocen como constituyentes de los discursos periodísticos
sobre la pandemia elaborados en sus medios informativos.
Tabla 3
Subtemas del
COVID-19 en la agenda periodística, según menciones de los entrevistados
(10 primeros).
Subtema |
Cantidad de menciones |
|
1. |
Economía, económico,
crisis económica |
25 |
2. |
Política, políticas públicas |
10 |
3. |
Salud |
9 |
4. |
Temas sociales |
9 |
5. |
Violencia,
inseguridad |
9 |
6. |
Derechos |
5 |
7. |
Medidas frente al
COVID-19 |
5 |
8. |
Cierre (de negocios, escuelas, instituciones, etc.) |
4 |
9. |
Empleo |
4 |
10. |
Entretenimiento |
4 |
Fuente: Elaboración propia.
La importancia de la Tabla 3 consiste en que se
revela el mantenimiento de la estructura temática tradicional de la cobertura
periodística, centrada en los asuntos económicos y políticos. Las noticias así
elaboradas se conocen en el argot como hard-news, denominadas así porque
en el modelo liberal de la prensa de vigilancia –watchdog–, es en estos
ámbitos donde ocurre lo “importante”, lo que se debe escrutar públicamente.
Existen, por oposición, las soft-news, en las que se registran
acontecimientos de la vida cotidiana, de interés humano, de “color”, e incluso
frívolos, que corresponderían a los subtemas cuarto en adelante y que, como lo
sugiere la jerarquía del listado, reciben menor atención (Berkowitz, 1992; Reinemann et al., 2012).
La salud, que ocupa el tercer sitio,
identificamos que se constituyó en un subtema bisagra en el contexto pandémico.
Actuó como trama de fondo sobre la que actualizaron las demás temáticas, siendo
el punto de referencia de la mayoría de los acontecimientos. A pesar de eso,
consideramos que el comportamiento periodístico de la pandemia no trastocó
realmente las narrativas informativas de los medios participantes en la
iniciativa #TómateloEnSerioMX, sino que se montó sobre la estructura temática
ya existente.
Esto no significa que se menosprecie los
subtemas distintos a lo político-económico. Como dijimos previamente, la
pandemia no representa un tema monolítico, y estos otros subtemas muestran la
amplitud de aproximaciones informativas a la pandemia como la inseguridad, la
violencia, los derechos humanos, el empleo y el esparcimiento. En voz de los
entrevistados, tales subtemas adquieren sentido de diversas formas: “hemos
buscado trabajar en dos áreas: la incidencia de la epidemia y lo que ésta
genera más allá de los contagios, centrados sobre todo en la violación a los
derechos humanos” (Entrevista con E20); “hace falta profundizar en las
historias de contexto y la contingencia no lo permite, todo se vuelven cifras
de enfermos y muertos y no ayuda a entender la repercusión social del contagio”
(Entrevista con E21).
En relación con la noticiabilidad, la Tabla 4
indica cómo los entrevistados evaluaron los valores-noticia, utilizando una
escala de orden. Los ítems se refieren a la consulta hecha a los
entrevistados sobre su propia percepción del tratamiento noticioso del
COVID-19, durante los primeros meses de la pandemia en México. Se consideran
los valores-noticia tradicionales como la exclusividad de la información, la
notoriedad de la fuente informativa, la geografía de las noticias –que aquí
nombramos contexto de referencia–, y la notoriedad del tema –que aquí
denominamos contenido– (Gans, 1980; González-Molina, 1986). Adicionamos uno reciente que se ha incorporado como parte de la práctica
del periodismo colaborativo: la verificación de datos (Galarza-Molina, 2020).
Tabla 4
Elementos de noticiabilidad durante los primeros meses de la cobertura del
brote de COVID-19 en México, según percepción de los entrevistados, N=26.
Elementos evaluados |
Escala |
||||
1 |
2 |
3 |
4 |
5 |
|
Exclusividad de la inf. |
3 |
2 |
10 |
5 |
6 |
Fuente informativa |
0 |
0 |
1 |
6 |
19 |
Contenido o tema |
0 |
0 |
2 |
6 |
18 |
Contexto de referencia |
0 |
0 |
1 |
10 |
15 |
Verificación de información |
0 |
1 |
3 |
1 |
21 |
Nota: En la escala, el valor de 1 corresponde a la
menor importancia y 5 a la mayor. Los números de la distribución son la
cantidad de entrevistados que coinciden en cada valor de la escala.
Fuente: Elaboración propia.
Se muestra que el valor noticioso conocido como
exclusividad de la información adquiere una evaluación distinta a los demás,
pues parece que se desplaza paulatinamente hacia una menor importancia. El dato
es muy relevante en el paradigma del periodismo colaborativo, al afianzarse
entre estos actores la solidaridad de compartir información, en oposición a
preservar celosamente la primicia como se concibe en la prensa industrial. No
obstante, persiste una evaluación positiva al ubicar a este valor-noticia en el
rango de media a mayor importancia.
Esta aparente ambivalencia es explicable, si se
considera que el modelo dominante de periodismo en las sociedades
contemporáneas es el liberal, con rasgos fincados en el mercado, la competencia
empresarial, la ideología capitalista, la separación de la prensa y el Estado,
la diferenciación entre noticias y opiniones, entre otros (Hallin & Mancini, 2004). La importancia de la exclusividad de la información forma parte de la
ideología profesional de los periodistas en ese contexto, pero los valores
profesionales no son estancos y pueden modificarse cuando se asumen otras
condiciones o características para su práctica (Waisbord, 2013); como parece ser el caso del periodismo colaborativo.
Los demás valores noticiosos se comportan de
manera muy similar al periodismo tradicional. Enseguida de la exclusividad se
observa que se reconoce ampliamente la importancia de las fuentes informativas,
es decir, la necesidad de contar con avales institucionales que validen la
veracidad de los datos con los que se elaboran las noticias. Este valor es
fundamental en la lucha contra la información falsa, particularmente la que ha
circulado referente al brote de COVID-19, pues las fuentes informativas
reconocidas –y reconocibles, en tanto que pueden ser citadas en el cuerpo de
las noticias–, ofrecen la fiabilidad de la verificación y contrastación de los
datos.
Los entrevistados reconocieron la necesidad de
obtener información validada, en primer lugar, por las fuentes informativas
oficiales y expertas, para evitar los bulos, tanto a nivel local como nacional:
“recibo comunicados oficiales de las dependencias, comparo la información con bases
de datos y consulto a expertos médicos, químicos, académicos, entre otros”
(Entrevista con E17).
El tercer valor noticioso es el contenido de
las noticias, es decir, la calidad de los datos con los que los textos
noticiosos son elaborados. Aunque parezca una obviedad, porque es de suponerse
que los productos periodísticos presentan datos organizados de los
acontecimientos que reportan, no siempre el contenido de la información es lo
relevante. Hay ocasiones en las que la fuente informativa adquiere mayor
relevancia que la información misma,[11]
como ocurrió constatemente en México con la figura del subsecretario de
Promoción y Prevención de la Salud, Hugo López-Gatell, nombrado como vocero de
la situación de la pandemia en México. Frecuentemente, el funcionario era la
noticia, más que los datos ofrecidos. Los periodistas entrevistados para este
trabajo consideraron que centrarse en el contenido tiene la misma importancia
–a juzgar por los números de la tabla– que la valoración de la fuente
informativa de donde esos datos proceden, son complementarios. Existe una
dialéctica entre la fuente informativa y el contenido de las noticias (McNair, 1998), que es perceptible en estos resultados.
Un cuarto valor considerado en el estudio es el
del contexto de referencia que, al igual que el anterior, es evaluado muy favorablemente
por los entrevistados. La importancia de este valor consiste en la forma en la
que los temas noticiosos adquieren el mayor sentido para los periodistas –y
presumiblemente para sus audiencias– al revestirse con las características
locales y regionales. De manera que, aunque la pandemia es un problema global,
adquiere dimensiones particulares en la cobertura local de las problemáticas en
contextos específicos. En una iniciativa colaborativa como la que se estudia,
esto permite contrastar y, por lo tanto, comparar el avance, las condiciones,
los conflictos y las soluciones que aparecen en los diferentes contextos de la
cobertura.
En la evaluación de los valores-noticia se
incorporó una actividad innovadora para el periodismo, la verificación de información
(fact-checking), que ha encontrado un lugar protagónico en los medios
digitales nativos.[12]
Se agregó este criterio porque, de acuerdo con Galarza-Molina (2020), es una práctica del periodismo colaborativo; asimismo, en la declaración
de la iniciativa #TómateloEnSerioMX se señala explícitamente como parte de su
objetivo: “generar y difundir mensajes coordinados y verificados sobre las
medidas de aislamiento social, sana distancia, cuidados y protección sanitaria
implementadas por el gobierno mexicano ante el incremento de los contagios en
nuestro país” (Red de Periodistas de a Pie, 2020, p. 1).
El fackt-checking se encarga de revisar
noticias de las que se sospecha su falsedad (fake news) e identificar su
origen para reconocer su veracidad. La verificación de información adquiere una
gran importancia bajo la idea de la infodemia. Encontramos que, aunque esta
práctica es incipiente, hay consenso entre los participantes de evaluarla
favorablemente en términos del valor noticioso que adquiere.
Conclusión
Los hallazgos aquí presentados muestran de qué manera los participantes
desarrollaron estrategias para mantener la cobertura periodística durante los
primeros meses de confinamiento. En algunos casos significó adaptar las rutinas
de producción periodística al trabajo en casa. En otros, asumir el riesgo de
salir a reportear en un contexto incierto por el alto índice de contagios, sin
que el medio les proporcionara el equipo sanitario adecuado, dejando de
manifiesto otra cara de la precarización del trabajo periodístico que se
visibilizó gracias al contexto pandémico.
Se identificó que la epidemia se ha tematizado
periodísticamente, y este gran tema se desagrega, para su representación
informativa, en subtemas como la economía, la política, la salud, los derechos
humanos y la violencia, entre otros. De igual forma, dichos subtemas muestran
un paralelismo con la organización de las noticias en hard-news y soft-news,
de la cobertura tradicional en los medios periodísticos. Si se toma en cuenta
el proceso de la construcción de la agenda mediática o agenda-building (McCombs, 2006), los datos apuntan a que el COVID-19 se superpone –periodísticamente– con
los procesos amplios que enfrenta la sociedad como los económicos, políticos,
sociales y culturales.
De forma consistente con la práctica del
periodismo colaborativo, se observa que el valor que se asocia a la
exclusividad de la información pierde relevancia para los participantes, en
favor de socializar y compartir datos que pueden servir a varios medios para
orientar mejor a la ciudadanía. Pero otros valores-noticia como la importancia
de la fuente informativa, la notoriedad del tema y el contexto de referencia se
mantienen como referentes de los parámetros profesionales mínimos para la
producción noticiosa de calidad reconocidos por los participantes en este
estudio.
Al mismo tiempo, y dada la especificidad de la
materia de la cobertura –el COVID-19–, la valoración de los participantes
confirma la incorporación de una práctica relativamente novedosa en el
periodismo colaborativo: la verificación de noticias falsas, lo que coincide
con los hallazgos de Galarza-Molina (2020). Esta práctica se inviste como un nuevo criterio de noticiabilidad, al
aportar procedimientos de dilucidación de la veracidad de la información
noticiosa.
Así pues, estos rasgos y su descripción, presentada
en la sección de resultados, ofrecen una respuesta a la pregunta de
investigación. Los datos recabados permiten identificar, desde la mirada de los
actores sociales, cómo se realizó la cobertura informativa de los primeros
meses de pandemia, mediante la práctica del periodismo colaborativo en México.
Se identifica que se trató de un esfuerzo cívico de servicio a la ciudadanía,
pero que, a pesar de las buenas intenciones, se reprodujeron problemáticas
estructurales del periodismo mexicano como el riesgo y la precarización. Sin
embargo, también se revelan adaptaciones en las rutinas de producción noticiosa
y en los criterios de noticiabilidad frente al gran desafío de la crisis
sanitaria global por el brote de COVID-19.
Una de las principales preocupaciones en el
mundo en relación con la pandemia por COVID-19 ha sido la de incidir sobre el
circuito información-sobreinformación-desinformación. La difusión de
información correcta apoya las estrategias de comunicación de riesgos llevadas
a cabo por los Estados, los organismos internacionales y las instituciones.
Para ello es importante contar con propuestas informativas serias y
suficientes, en cantidad y calidad, que permitan conocer con veracidad la
situación para tomar decisiones vitales, y que de esta manera la información
falsa sea evidenciada.
Al inicio de la pandemia, el director de la
Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus (2020), señaló que la lucha es por igual contra la pandemia y la “infodemia”,
porque “las noticias falsas se propagan con más rapidez y facilidad que el
propio virus, y son igual de peligrosas”.
En ese sentido, se espera que las plataformas
de comunicación del riesgo y el periodismo en salud contribuyan a atender esa
problemática. Sin embargo, en México no hay una profesionalización del
periodismo para la salud. Esto representa un obstáculo, aunado a la facilidad
para la difusión de información falsa, o por lo menos confusa. Ya sea que se
produzca con una intención deliberada por desinformar, o simplemente se carezca
de parámetros profesionales, representa un desafío por propiciar prácticas
sanitarias no adecuadas o posturas ideológicas sin fundamento.
A nivel internacional, iniciativas de
verificación de datos como la International Fact-Checking Network ha
impulsado acciones como #CoronavirusFactsAlliance (Örsek, 2021). En México, la iniciativa #TómateloEnSerioMX, que ha servido de base para
este estudio, ha representado un esfuerzo colaborativo de medios informativos
digitales, convocados por el portal informativo Pie de Página, en el que se ha
ejercido actividad periodística bajo un rol cívico, con la finalidad explícita
de contribuir a la contención de la pandemia mediante la elaboración de
productos periodísticos orientadores para la ciudadanía. El rol cívico del
periodismo digital colaborativo, en oposición a la actitud clientelar y
comercial de los medios corporativos tradicionales, ha sido ya documentado por
otros autores (Harlow & Salaverría, 2016; Martínez & Ramos, 2020; Salaverría et
al., 2019), y nuestros resultados lo constatan nuevamente.
Por otro lado, varios de los medios
informativos participantes de la iniciativa #TómateloEnSerioMX, incluyendo al
convocante, se relacionan con colectivos o redes de periodistas. Son grupos
independientes de informadores que han alcanzado una presencia importante en el
espacio periodístico mexicano, varios de sus integrantes han obtenido premios
dentro y fuera del país por la calidad de su trabajo periodístico, y se
encuentran altamente comprometidos con temas como el mejoramiento de la
profesión, la disminución de la violencia contra informadores, la
transparencia, los derechos humanos, la lucha contra la corrupción, entre otros
asuntos (De León-Vázquez, 2018a; Duarte, De León, & Hernández, 2019; García
& Salazar, 2015; Ramos, 2021; Relly & González de Bustamante, 2014). Esto le otorga prestigio a la iniciativa.
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Salvador De León Vázquez
Mexicano. Doctor en estudios científico-sociales por el Instituto
Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, con especialidad en estudios
de la comunicación y la cultura. Es maestro en comunicación por la Universidad
de Guadalajara y licenciado en medios masivos de comunicación por la
Universidad Autónoma de Aguascalientes. Actualmente se desempeña como
profesor-investigador en la Universidad Autónoma de Aguascalientes, en donde
también coordina el doctorado en estudios socioculturales. Sus áreas de
investigación son los estudios sobre periodismo y el análisis sociopolítico de
la comunicación pública. Sus publicaciones recientes son: Desarrollo mediático.
Una aproximación conceptual crítica (2021) Revista Mexicana de Opinión
Pública, 30, 137-156 y Legislación sobre Comunicación Social en el Espacio
Subnacional. El Caso de México (2020). Doxa Comunicación, 31, 167-185.
María Rebeca Padilla de la Torre
Mexicana. Doctora en estudios científico-sociales por el Instituto
Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, con especialidad en estudios
de la comunicación y la cultura. Es maestra en comunicación por la Universidad
de Guadalajara y licenciada en medios masivos de comunicación por la
Universidad Autónoma de Aguascalientes. Actualmente se desempeña como
profesora-investigadora en la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Sus áreas
de investigación son los estudios de audiencias, las tecnologías de información
y comunicación para el desarrollo social y el estudio sociocultural de las
prácticas mediáticas. Sus publicaciones recientes son: Padilla, M.R.,
Cervantes, M., & Navarro, A. (2020). Narrativas periodísticas y ciudadanía
juvenil. Análisis en diarios de Aguascalientes, México. Estudios Sobre El
Mensaje Periodístico, 26(3), 1121-1132; Padilla, M.R. & Patiño,
M.E. (2020). Tecnologías de la información y la comunicación para el desarrollo
social: una propuesta metodológica. Paakat, Revista de Tecnología y Sociedad,
10(18), 1-20.
[1] Algunos
datos presentados en este artículo fueron utilizados en la elaboración de la
ponencia “El Periodismo Colaborativo en México en la Cobertura de la Pandemia
de COVID-19”, en el panel Questões emergentes do
trabalho jornalístico: olhares cruzados entre Argentina, Bélgica, México e
Portugal el
marco del 18 Encontro Nacional de Pesquisadores em Jornalismo, de la Associaçao
Brasileira de Pesquisadores em Jornalismo, desarrollado del 2 al 6 de
noviembre de 2020, en plataforma digital.
[2] De entre los diversos apelativos
otorgados a los medios (de comunicación, de información, de difusión, entre los
más usados), en este trabajo decidimos utilizar los que enfatizan la actividad
periodística. En ese sentido, usamos los términos medios de información, medios
informativos o medios periodísticos.
[3] México Leaks es un recurso electrónico que los ciudadanos pueden
realizar denuncias anónimas, que
los medios de comunicación asociados verificarán, para dar a conocer
información crítica de interés público (Méxicoleaks, 2020).
[4] Panama Papers consistió
en una iniciativa de tipo colaborativa, en la que participaron periodistas de
diversos países con el objetivo de analizar miles de documentos de la firma
Mossack Fonseca, para identificar fraudes y evasión fiscal de personas
prominentes. Varios periodistas mexicanos colaboraron en este proyecto (International Consortium of
Investigative Journalists, 2020; Zaidi, Wang, Ahmad, & Ping, 2017).
[5] Rompe el Miedo funciona como una red de periodistas y defensores de los derechos humanos. Ésta
se activa cada vez que ocurre algún incidente de violencia contra ellos, y está
coordinada por la organización Artículo 19 (Article 19, 2019).
[6] Las iniciativas Verificado19s y Verificado2018
se realizaron para verificar información falsa relacionada con el sismo del 19
de septiembre de 2017, así como de las elecciones federales de 2018. En estas
iniciativas participaron de manera conjunta medios de comunicación, analistas,
instituciones educativas de nivel superior y organizaciones de la sociedad
civil (“Verificado 2018”, 2018;
“Verificado19S”, 2019).
[7] Traducción propia.
[8] Para tener un punto de referencia
respecto a una representatividad estadística, Márquez & Hughes (2017) calcularon que el 44.4 % de
periodistas de medios digitales mexicanos son mujeres.
[9] Las claves anonimizadas (en este
caso: E6) colocadas como referencia de los testimonios corresponde a las
asignadas a los participantes en la Tabla 2.
[10] Para acercase a la discusión sobre
la precariedad laboral de los periodistas en México se puede revisar a Reyna (2018, 2019), Blanco-Herrero, Oller & Arcila
(2020) y González & Cepeda (2021).
[11] Que la fuente adquiera mayor relevancia
informativa es, de hecho, el fundamento teórico del reconocimiento de la
notoriedad de la fuente informativa como valor noticioso, constatado en el
cuerpo de trabajos de la perspectiva de la sociología del periodismo (Espino, 2016; McNair, 1998; Schudson, 1997).
[12] Medio digital nativo es un término utilizado para
designar a los medios informativos que aparecieron en Internet, sin tener
antecedente en algún otro soporte distinto al digital como el impreso,
radiofónico o televisivo (Suárez-Villegas, 2015; Tejedor & Pla, 2020;
Tirado Pascual, 2016; Trujillo & Montero, 2019).